• Si la gestante se encuentra ante una exposición continua a un ruido de más de 100dB, el bebé se encuentra ante el riesgo de padecer problemas auditivos • Las perturbaciones estridentes pueden cambiar el ritmo de los movimientos del corazón del bebé o incluso provocar que se adelante el parto
En vísperas del inicio de las fiestas de la Magdalena de Castellón y las Fallas de Valencia, muchas mamás y mujeres embarazadas se preocupan por si el ruido puede afectar a los más pequeños o al futuro bebé. Cada mascletà dura entre 5 y 7 minutos y en ellas se llegan a superar los 120 dB, similar al ruido del motor de un avión en marcha y muy cerca ya de lo que está considerado el umbral de dolor de oídos.
La doctora Sandra Ortega, ginecóloga de Vithas Castellón es tajante al afirmar que “hay que cuidar el oído del bebé incluso desde el vientre materno, y no exponerle a sonidos por encima de los 100 decibelios, puesto que aunque el sonido es amortiguado en el útero, los sonidos muy fuertes pueden causarle daño a la su audición y una exposición prolongada afectar a su sistema auditivo”, y agrega “si la mujer embarazada se encuentra ante una exposición continua a un ruido de más de 100 dB, el bebé se encuentra ante el riesgo de padecer problemas auditivos, presentando déficits, auditivos o atencionales e incluso hiperactividad. Pueden aumentar también las posibilidades de que se produzca el parto y el bebé nazca con menos peso del que corresponde.”
Según la especialista, “los ruidos fuertes, que provienen de aviones, atascos, conciertos, maquinaria, petardos pueden afectar al bebé durante el embarazo ya que desde antes de nacer, el bebé ya tiene desarrollados sus cinco sentidos: el tacto, la visión, la audición, el gusto y el olfato”, y puntualiza “en la semana 24 del embarazo, el oído del bebé está perfectamente desarrollado ya que es uno de los sentidos que completa primero su desarrollo y es a partir de entonces cuando dichos ruidos pueden tener efectos”.
A partir de semana 25 el feto percibe sonoridades internas del organismo de la madre como el sonido que hace el constante paso de la sangre a través de las arterias y del movimiento de los intestinos y respiración; y externas como la reverberación de su voz y los sonidos del exterior que pasan a través de la membrana que cubre el vientre hasta el líquido amniótico. Entre la semana 27 y la 30, el feto comienza a responder a los sonidos externos, es decir, al ruido provocado en el ambiente de la madre.
Es en este momento cuando se produce la maduración de las rutas auditivas del sistema nervioso central. “Se puede observar a través del ultrasonido, -comenta la especialista-, cómo el bebé parpadea o se mueve cuando hay una estimulación vibro acústica. Esto se hará cada vez más presente hasta la semana 28 lo que indica la maduración de los nervios auditivos del sistema nervioso central”. El umbral de audición, es decir, la intensidad a la cual se percibe el sonido, en las semanas 27 a 29 de gestación es aproximadamente 40 dB y decrece a un nivel cercano al adulto de 13.5 dB en la semana 42 de gestación.
Tal como explica la doctora Ortega, “las perturbaciones estridentes pueden cambiar el ritmo de los movimientos del corazón del bebé o incluso provocar que en ese momento orine y vacíe su vejiga. Ante un fuerte ruido repentino, lo mismo que se asusta la madre, le ocurre al bebé, generando un aumento de su actividad justo después de haber percibido el sonido y un aumento de la presión. Los movimientos y la taquicardia se relacionan con una situación de estrés y, por tanto, con la secreción de adrenalina que puede afectar al sistema nervioso central”.
“En fetos prácticamente a término, -subraya la especialista-, los patrones de respuesta fetal a los sonidos de alta intensidad que no se amortiguan son taquicardia y movimientos de las extremidades y de los párpados cuando el estímulo es de más 105 dB. Con estímulos de menos de 100 dB, solamente taquicardias. Estas respuestas son señales de malestar fetal. Con estímulos de 130 dB hay respuestas exageradas en los fetos humanos que sugieren malestar y aún dolor”.