Para que el tratamiento de la obesidad sea efectivo debe implementarse bien y garantizar una adherencia a largo plazo. Para lograr los objetivos es muy importante tener en cuenta que el tratamiento debe ser individualizado e incluir un abordaje interdisciplinar
La obesidad es una enfermedad crónica que provoca que los pacientes que la padecen tengan un mayor riesgo de padecer cáncer, diabetes, problemas de colesterol, enfermedad cardiovascular o artritis y artrosis entre otros. Sin embargo, como toda enfermedad crónica, la obesidad tiene tratamiento, el cual puede ser efectivo si se implementa bien y se garantiza una adherencia a largo plazo.
Para lograr los objetivos es muy importante que el tratamiento sea individualizado e incluir un abordaje interdisciplinar. “La obesidad no debe tratarse únicamente con un régimen ya que estos pacientes tienen alteraciones metabólicas y hormonales que no se tratan con una dieta. Cuando los pacientes con obesidad recurren a dietas muy estrictas suelen frustrarse pues muchas veces no logran bajar de peso de forma efectiva. Como consecuencia, es habitual que tengan comportamientos de atracones o que coman de más y recuperen incluso más peso del que han perdido. De hecho, se calcula que entre un 30 y un 60% de las personas con obesidad y sobrepeso que hacen dieta recurrentemente, ganan más peso que el que pierden durante su régimen[1]”, explica la Dra. Daniela Silva de la Unidad de Obesidad Integral de Vithas Internacional.
Las personas con obesidad usualmente tienen alteraciones hormonales que dificultan su capacidad de regular su apetito y su sensación de saciedad. Por eso, también los tratamientos farmacológicos son necesarios. “Algunas de las herramientas farmacológicas con las que contamos en la actualidad precisamente interfieren en las rutas metabólicas alteradas de estos pacientes”, señala la Dra. Silva, quien apunta que por eso es importante reconocer la obesidad como una enfermedad crónica y entender que requiere tratamiento a largo plazo.
El porcentaje de grasa corporal y perímetro abdominal, clave para detectar la obesidad
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, una persona tiene obesidad cuando su Índice de Masa Corporal (IMC) es superior a 30. El IMC es el resultado del peso/altura. Sin embargo, la experta señala que esta definición ha quedado anticuada y en ocasiones puede generar conflicto ya que no hace diferenciación entre hombres y mujeres. “Algunas personas, especialmente hombres, tienen un IMC elevado como consecuencia de una masa muscular desarrollada. Por esta razón, el perímetro abdominal y el porcentaje de grasa corporal total son medidas complementarias que nos ayudan a identificar mejor a pacientes con obesidad”.
El perímetro abdominal (PA) nos ayuda a identificar a pacientes con obesidad abdominal (un importante factor de riesgo cardiovascular). Mujeres con PA mayor a 88 cm y hombres con un PA mayor de 102 cm tienen obesidad abdominal. En cuanto al porcentaje de grasa corporal, los hombres con más de 25% sería compatible con obesidad. En las mujeres, el punto de corte estaría en el 33%. Esta diferenciación es importante ya que por factores hormonales las mujeres en general tienen mayor cantidad de grasa corporal total que los hombres.
"El mensaje que todos deberíamos tener claro es que el tratamiento para la obesidad tiene como objetivo la reducción del peso, pero sobre todo, lo que se busca es la prevención y el control o incluso reversión de patologías asociadas a la obesidad", concluye la especialista de Vithas Internacional.
[1] Mann, T., Tomiyama, A. J., Westling, E., Lew, A. M., Samuels, B., & Chatman, J. (2007). Medicare's search for effective obesity treatments: diets are not the answer. The American psychologist, 62(3), 220–233