- Las cardiopatías congénitas se dan en 8 de cada mil recién nacidos
- La muerte súbita afecta a 1 de cada 50.000 deportistas (de entre 12 y 35 años) al año
- Es fundamental hacer un estudio cardiovascular previo a la práctica de cualquier deporte, ya sea de competición o recreativo, para detectar problemas cardiológicos que pueden estar ocultos
Practicar ejercicio y deporte es bueno en casi cualquier circunstancia para todos los niños y jóvenes, pero si se tiene una enfermedad del corazón es importante que se realice la práctica deportiva guiado por un cardiólogo del deporte o infantil. La orientación con pruebas de esfuerzo y la rehabilitación dirigida a los niños que tienen problemas de corazón para que puedan hacer ejercicio, dentro de los límites que ellos tienen, es fundamental.
Por esta razón, el objetivo de un reconocimiento médico prepráctica deportiva es documentar que una persona está preparada para una determinada actividad deportiva, y que pueda practicar dicho deporte de forma saludable y sin riesgos para su salud.
Tal y como apunta el doctor José Ignacio Carrasco, director de la Unidad de Cardiología Pediátrica y Hemodinámica Infantil del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “estas revisiones sirven para detectar enfermedades, fundamentalmente del corazón, que incapaciten o limiten la práctica deportiva y evitar el riesgo de eventos fatales durante la realización de ejercicio físico/deporte”.
La importancia del reconocimiento médico es clave en la práctica deportiva ya que según el profesional “no hay que olvidar que las cardiopatías congénitas, defectos en el corazón por alteraciones sufridas durante el desarrollo del feto, son una de las malformaciones más frecuentes que hay: se dan en 8 de cada mil recién nacidos. Casi en la mitad de los casos son defectos transicionales que muchas veces se resuelven solos. El resto son cardiopatías que pueden ser simples y complejas”. «Una cardiopatía simple, que no quiere decir que no sea grave, puesto que tanto en las simples como en las cardiopatías complejas hay grados (leves, moderadas y severas), es una válvula estrecha o una comunicación o una válvula en una de las cavidades del corazón que no tiene que estar… y las complejas pueden ser, por ejemplo, que falta una parte del corazón o una arteria no sale por donde debe, la falta de un ventrículo, válvulas anormales…», subraya el doctor Carrasco.
Muerte súbita
Aunque la muerte súbita en deportistas es poco frecuente, se estima que afecta a 1 de cada 50.000 deportistas (de entre 12 y 35 años) al año. Lo cierto es que las noticias de muerte súbita de deportistas llaman la atención y alertan a la sociedad, que no entiende cómo algo saludable, como es hacer deporte, pueda causar el fallecimiento de un niño o un adulto joven, aparentemente sanos y a los que no se les conoce ninguna patología. Precisamente el problema está en que detrás de una muerte súbita en deportistas puede haber una cardiopatía. Tal como explica el doctor Carrasco, “unas cardiopatías que en la mayoría de los casos son congénitas, se nace con ellas, principalmente valvulares o a nivel de arterias; miocardiopatías (enfermedades del miocardio) o enfermedades del corazón hereditarias. Y que no suelen estar diagnosticadas porque pueden no dar síntomas previamente”.
De ahí la importancia de la prevención. “Es fundamental hacer un estudio cardiovascular previo a la práctica de cualquier deporte, ya sea de competición o recreativo, para detectar esos problemas que pueden estar ocultos; de hecho, hay estudios que señalan que de cada tres personas que habían tenido una muerte súbita haciendo deporte, solo uno se había realizado un estudio previo”.
¿En qué consiste?
Lo primero es averiguar si tiene antecedentes familiares con el mismo problema. Después se realiza el estudio cardiovascular, que consiste en dos exploraciones básicas: un electrocardiograma y la ecocardiografía. “Si se les encuentra algo, ya pasamos a exploraciones más avanzadas como la resonancia, TAC o cateterismo cardiaco. Con esto se diagnostica el 90% de los problemas”, afirma el especialista.
Pero, además, es necesario que en los clubes deportivos y en los estadios haya personal formado en reanimación cardiovascular básica y que reconozcan los signos de alarma: un mareo o una pérdida de conciencia en el momento en el que estás haciendo ejercicio; notar que el corazón late muy deprisa nada más empezar a hacer deporte o que tengas un dolor en el pecho haciendo ejercicio. En ese momento hay que parar y ver qué pasa. También es importante que todas las instalaciones deportivas cuenten con desfibriladores automáticos, para poder actuar en caso necesario.