En pacientes que realizan deporte es aconsejable el tratamiento quirúrgico ante la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA). Actualmente se reconstruye el LCA con tejido propio del paciente creando uno nuevo que se introduce reproduciendo su posición original. Para intentar disminuir la frecuencia de estas lesiones, organismos como la FIFA han puesto en marcha programas de prevención que se deben realizar al comenzar el entrenamiento.
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es una lesión frecuente en deportistas, principalmente fútbol y deportes de invierno como el esquí. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un aumento de estas lesiones en pacientes jóvenes. “Este incremento está relacionado probablemente con un aumento de la intensidad y la cantidad de actividad física que realizan los menores, así como la especialización muy temprana en un único deporte. Además también es más frecuente en mujeres principalmente por factores genéticos y anatómicos”, señala el Dr. Alberto Touza, traumatólogo del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa.
La lesión del ligamento cruzado anterior se produce por un giro de la rodilla con una desviación de esta hacia adentro que impide la continuación de la práctica deportiva. Esto produce inestabilidad que el paciente manifiesta como fallos de su rodilla. Además, se pueden asociar a problemas meniscales y de cartílago que aumentan el riesgo de artrosis de rodilla a largo plazo.
Para su tratamiento, el experto explica que el tratamiento de elección es la cirugía. En pacientes mayores que no realizan actividad deportiva se puede optar por el tratamiento conservador con fisioterapia para recuperar la movilidad de la rodilla y el tono muscular.
“Actualmente, el tratamiento estándar es la reconstrucción del LCA con tejido propio del paciente creando un nuevo ligamento que se introduce y fija en túneles creados en la tibia y en el fémur reproduciendo su posición original. En casos muy seleccionados en pacientes jóvenes se puede considerar la sutura del ligamento lesionado con el objetivo de repararlo”, apunta el Dr. Touza quien señala que tras la intervención es necesaria la realización de fisioterapia, así como una readaptación deportiva específica para cada deporte. “El retorno a la actividad deportiva de alto impacto se realiza aproximadamente a los 10 meses”, concluye.
En cuanto a cómo prevenir el aumento de este tipo de lesiones el Dr. Alberto Touza, traumatólogo del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa, recomienda estirar y fortalecer los músculos de la pierna y pone en valor el trabajo de organismos internacionales como la FIFA. “Ellos han puesto en marcha programas de prevención de estas lesiones y que se deben realizar al comenzar el entrenamiento. Comienzan con diferentes ejercicios de técnica de carrera seguidos de ejercicios de fortalecimiento de la musculatura de miembros inferiores y abdomen”.