La fimosis es la imposibilidad de retraer la piel del prepucio hasta el surco balanoprepucial.
En el caso de los menores de un año, la fimosis tiene una posibilidad de desarrollarse del 50%, mientras que en los adultos solo afecta al 2%. Se trata de una patología que atienden los especialistas en urología, para la cual suele ser necesaria una intervención quirúrgica.
¿Cuáles son los síntomas de la fimosis?
En los niños muy pequeños puede que la fimosis no presente ningún síntoma o que se desarrolle como una infección en la zona balanoprepucial. En los adolescentes y adultos la sintomatología se desarrolla con dolor e incomodidad al intentar retraer el prepucio.
Otras veces, al conseguir retraerlo, si no puede volver a su sitio puede producir cuadros de parafimosis, los cuales son dolorosos y muchas veces requiere la intervención del urólogo.
¿Cómo se trata la fimosis?
Los niños pequeños suelen responder en torno al 90% a tratamientos con corticoides. En los casos en los que el tratamiento farmacológico no funcione, o en adolescentes y adultos donde puede haber una fimosis secundaria por un proceso degenerativo de la piel por fibrosis o por infecciones, el tratamiento correctivo definitivo es la cirugía mediante la circuncisión.
¿En qué consiste la intervención quirúrgica de la fimosis?
La intervención quirúrgica, la circuncisión, consiste en la extirpación de toda la piel prepucial que no puede ser retraída. Una vez extirpada y suturada, el glande queda expuesto sin estar con la cobertura cutánea del prepucio.
¿Cuánto tiempo tarda el paciente en recuperarse desde que se opera?
La intervención de la fimosis es una cirugía ambulatoria, no requiere hospitalización. Tras la intervención el paciente puede irse a casa siguiendo estos consejos:
- La parte intervenida lleva una corona de puntos que requiere unas curas diarias hasta que esos puntos terminen desprendiéndose por si mismos.
- El paciente necesitará curas periódicas y el periodo mínimo de recuperación, en cuanto a las suturas, suele rondar las dos semanas.
- Para deportistas o personas que hacen esfuerzos en su vida diaria (por trabajo por ejemplo), se recomienda reposo de dos a tres semanas hasta que la inflamación de la herida y los puntos hayan desaparecido.
