La salud mental también pesa en la obesidad. ¿Cómo aligerarla?

La salud mental también pesa en la obesidad. ¿Cómo aligerarla?

Compartir

La obesidad es un problema sociosanitario a la orden del día. No se debe perder de vista la importancia de la salud mental. Es frecuente que estas personas tengan baja autoestima, una falta de sintonía con su cuerpo.  No debemos perder de vista la importancia de la salud mental. Obesidad y salud mental guardan una estrecha relación.

La obesidad es un problema socio sanitario a la orden del día. Está demostrado que el sobrepeso reduce nuestra esperanza de vida e incrementa los riesgos de contraer algunas enfermedades: cardiovasculares, y respiratorias. También diabetes, trastornos musculoesqueléticos e, incluso, algunos cánceres. Pero en este, como en tantos otros aspectos, no debemos perder de vista la importancia de la salud mental. Obesidad y salud mental guardan una estrecha relación.

Cuidarnos, y curarnos, requiere de un esfuerzo mental importante. Por eso, en la Unidad de Obesidad de Vithas Vitoria ofrecemos a nuestros pacientes una terapia psicológica enfocada a identificar y cambiar los patrones de pensamiento, las percepciones y los comportamientos relacionados con la alimentación. Obesidad y salud mental guardan una estrecha relación.

En muchos casos, estos pueden llegar a ser tóxicos. Así, a menudo, utilizamos la comida para manejar incorrectamente emociones como la tristeza, la soledad, la frustración y la ansiedad. Los pacientes con obesidad intentan calmarlas y reducirlas a través de la alimentación. A largo plazo, por ejemplo, la ansiedad irá a más, cada vez comeremos y picaremos más y en mayor cantidad. Y el proceso se perpetúa, generando más ansiedad.

De ahí los atracones. Buscamos saciar ese vacío emocional. También está comprobado que el estrés crónico, o más bien su hormona, el cortisol, fomenta el apetito. Sobre todo hacia los alimentos menos saludables: los altos en grasas o azúcares, que aumentan el sobrepeso.

Entre los pacientes con obesidad, es muy común la impulsividad y falta de autocontrol. Manejan mal las conductas y apetencias. Muestran falta de compromiso y moderación para llevar unas pautas de control de la alimentación. No solo de las cantidades, sino también de la regularidad o a la hora de evitar ciertas comidas.

Es frecuente que estas personas tengan baja autoestima, una falta de sintonía con su cuerpo. No están a gusto con él, y les genera un descenso de la autoestima. Un sobrepreso considerable aumenta las dificultades para realizar actividades físicas o sociales. Por ejemplo, comprar ropas modernas o ajustadas a su edad, ya que no encuentran tallas.

Son situaciones que incrementan el sentimiento de malestar. A ello, en ocasiones, pueden sumarse comentarios y miradas de familiares y compañeros por su aspecto físico. La obesidad y salud mental guardan una estrecha relación

Por eso, con la terapia psicológica intentamos que el paciente identifique y cambie los patrones de pensamiento, percepciones y comportamientos relacionados con la alimentación. Son relaciones incorrectas, incluso tóxicas, y tratamos de cambiarlas.

Además, fomentamos un manejo más correcto de las emociones, e intentamos que adquieran hábitos de vida saludables. Para ello, es clave abordar las dificultades que surgirán durante el proceso, así como un seguimiento para una adaptación psico-emocional correcta al tratamiento. Sin olvidar el adquirir herramientas que eviten las temidas recaídas, y optimicen la pérdida de peso a lo largo del tiempo.

Nuestra labor es conjunta.Es fundamental que la terapia psicológica vaya acompañada de un enfoque nutricional. Y de un sustento médico que compruebe que el proceso se ajusta a un equilibrio biomédico correcto que no pone en peligro la salud.

El resultado es que, una vez que el paciente consigue reducir peso, obtiene una mayor sintonía con su aspecto físico, con su cuerpo. A su vez, repercutirá en que estará más contento consigo mismo: tiene más autocontrol y confianza en sí mismo.

De esa forma, inicia actividades sociales y físicas que le hacen sentir mejor, genera más endorfinas y aumenta la sensación de bienestar. El estado de ánimo se eleva. Estamos más a gusto con nosotros mismos y satisfechos con nuestra forma de ser. Todo redunda en sentirnos mejor, tanto física como psicológicamente. La obesidad y salud mental guardan una estrecha relación que se puede tratar.

Consejos relacionados