El TEA es un trastorno relacionado directamente con el desarrollo del cerebro, la cual afecta a la manera en la que una persona percibe y socializa con otras, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación, así como patrones de conducta restringidos y en la mayoría de las ocas...
El TEA es un trastorno relacionado directamente con el desarrollo del cerebro, la cual afecta a la manera en la que una persona percibe y socializa con otras, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación, así como patrones de conducta restringidos y en la mayoría de las ocasiones repetitivos. Las personas con TEA también podrían tener maneras distintas de aprender, moverse o prestar atención, características que pueden dificultar mucho la vida.
Un diagnóstico precoz forma parte del recorrido necesario para obtener cuanto antes el acceso a una atención temprana específica y especializada. Pero antes incluso de este diagnóstico precoz, el papel del entorno del niño/a (padres, familiares, profesores, etc.) es clave a la hora de detectar determinados signos de alarma que nos animen a acudir a un centro especializado y llevar a cabo esa valoración diagnóstica exhaustiva mencionada anteriormente, con el objetivo de descartar o confirmar el diagnóstico de TEA.
10 banderas rojas para la detección temprana del TEA
Las banderas rojas o signos de alarma son alteraciones en el aspecto físico, comportamiento o signos vitales del niño que pueden ser observadas fácilmente por familiares y entorno del niño. En el caso del TEA debemos prestar atención a las siguientes:
- Falta de atención conjunta (primeros meses).
- Ausencia de balbuceo a los 5 meses.
- Ausencia de compartir recíprocamente sonrisas, expresiones faciales a los 9 meses.
- Ausencia de gestos como señalar, mostrar, alcanzar o saludar, a los 12-18 meses.
- Ausencia de alegría u otras expresiones de placer.
- Ausencia de palabras a los 16 meses.
- Ausencia de frases de 2 palabras significativas (no imitativas) a los 24 meses.
- Cualquier pérdida de lenguaje, balbuceo, habilidades sociales a cualquier edad.
- Movimientos repetitivos con objetos.
- Posturas extrañas del cuerpo, brazo, manos o dedos.
En el caso de percibir algunos de las siguientes señales de alarma, es importante que intervenga siempre un equipo multidisciplinar de profesionales con formación específica en esta patología, y que lleve a cabo diversos exámenes médicos, psicológicos, valoraciones genéticas y exploraciones otorrinolaringológicas que ayuden al precisar lo máximo posible el diagnóstico. Hablamos de psiquiatras y psicólogos infantiles, logopedas, psicopedagogos, terapeutas ocupacionales o fisioterapeutas.
El trastorno del espectro autista comprende afecciones que anteriormente se consideraban independientes, como el autismo, el síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil y una forma no especificada de trastorno generalizado del desarrollo.