Podemos considerar al estrés como el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner...
Podemos considerar al estrés como el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, fortaleciendo así la autoestima e incrementando las posibilidades de éxito en ocasiones futuras.
Sin embargo, el estrés, llevado al extremo, puede convertirse en una patología y por desgracia, está cada vez más extendida en nuestra sociedad. ¿Quién no ha pronunciado en algún momento de su vida la frase «estoy muy estresado»? El trabajo, el colegio de los niños, tareas del hogar, vida social… cada vez llevamos un ritmo de vida más ajetreado y todo esto suele traer consigo los correspondientes episodios de estrés. Sin embargo, podemos luchar contra él y para empezar hoy te traigo 7 consejos prácticos para reducir el estrés.
Duerme las horas necesarias
Dormir las horas necesarias es vital para mantener nuestro estrés a raya, no solo porque nos mantiene más despiertos y activos para afrontar los retos del día a día, sino porque reduce los niveles de cortisol. Una buena idea para promover este descanso que necesita nuestro cuerpo es echarse una siesta corta (de unos veinte minutos) la cual ayuda a reducir el cortisol en sangre.
Practica la meditación
La práctica diaria de alguna técnica de meditación favorece que nuestros niveles de cortisol y presión arterial sean mucho más saludables. El yoga, por ejemplo, es una forma de combinar los ejercicios de respiración, técnicas de relajación y movimientos físicos.
Recompénsate.
Si últimamente tus días vienen cargados de tensión, regálate pequeños momentos que te proporcionen placer físico o psicológico. Un baño de burbujas, leer un libro, ir al cine, etc. De esta forma relajas tu mente y cuerpo, notarás que te sentirás con más energía para poder afrontar las situaciones problemáticas.
Organiza tu tiempo.
Establece prioridades y preocúpate únicamente por tus tareas a corto plazo. Identifica las cosas que te quitan tiempo y suprímelas de tu día a día.
Practica ejercicio físico
Realizar cualquier actividad física de manera habitual favorece la normalización de la secreción hormonal, provocando que tanto la presión arterial como los niveles altos de azúcar y grasas en sangre vuelvan a bajar.
Visita a tu masajista.
Está demostrado científicamente que recibir masajes de forma frecuente reduce drásticamente los niveles de cortisol, ayudándonos a manejar mejor el estrés. A través de los masajes se liberan dos hormonas claves a la hora de controlar nuestro estrés: la serotonina y la dopamina.
Cuida tu alimentación
El exceso de trabajo, llevar un ritmo demasiado acelerado o la presión laboral pueden acabar afectando a nuestro apetito y, en consecuencia, generar cambios poco recomendables en nuestros hábitos alimentarios. Tendemos a comer de manera poco saludable, de forma excesiva o hacerlo compulsivamente, alterándose con ello nuestro bienestar.