La diabetes gestacional es considerada una de las enfermedades endocrinológicas más presente en los embarazos. Supone una disminución a la tolerancia de los hidratos de carbono que se diagnostica por primera vez en el embarazo y afecta aproximadamente al 10% de las embarazadas. Diagnosticar, c...
La diabetes gestacional es considerada una de las enfermedades endocrinológicas más presente en los embarazos. Supone una disminución a la tolerancia de los hidratos de carbono que se diagnostica por primera vez en el embarazo y afecta aproximadamente al 10% de las embarazadas.
Diagnosticar, controlar y tratar la diabetes gestacional asegura el desarrollo de un embarazo sano evitando las consecuencias que la alteración metabólica que puede tener efectos en el desarrollo del embrión, del feto y del posterior neonato.
¿Por qué se produce durante el embarazo?
Su desarrollo se debe a que a partir del segundo trimestre se produce una resistencia periférica a la insulina y una disminución de la tolerancia a la glucosa. Debido a esto, aumenta la secreción de insulina, pero hay un porcentaje de gestantes que no son capaces de poner en marcha este mecanismo de compensación y desarrollan la diabetes gestacional.
Consecuencias
La diabetes gestacional aumenta el riesgo de alteraciones en el feto durante la gestación; alteraciones del crecimiento; modificaciones del funcionamiento de ciertos órganos, como el corazón fetal, o ciertas vías metabólicas hepáticas, etc.), y también tiene un impacto en la salud del bebé a largo plazo, ya que provoca alteraciones que persisten en la edad adulta. Entre las anomalías más comunes que pueden desarrollar encontramos la obesidad, la diabetes o alteraciones cardiovasculares.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo más habituales para la diabetes gestacional son obesidad y sobrepeso materno; historia familiar de diabetes; antecedente de diabetes en embarazos anteriores (recurrencia del 40%); antecedentes de hijos nacidos con más de 4kg; patología tiroidea; edad materna por encima de 35 años; antecedentes de prematuridad, polihidramnios o de muerte neonatal sin causa aparente.
Es clave por tanto el diagnóstico y la aplicación de los tratamientos adecuados, durante la gestación con el objetivo de estabilizar el metabolismo de la madre así como en los primeros meses del recién nacido con una dieta adecuada y controlada por el pediatra.