Cada año en estas fechas, en las que finaliza el curso escolar, los alumnos reciben sus calificaciones. Es un momento en el que pueden surgir conflictos familiares cuando las notas no son buenas o el progreso académico del niño no presenta la evolución esperada: cómo afrontar las notas. Como e...
Cada año en estas fechas, en las que finaliza el curso escolar, los alumnos reciben sus calificaciones. Es un momento en el que pueden surgir conflictos familiares cuando las notas no son buenas o el progreso académico del niño no presenta la evolución esperada: cómo afrontar las notas.
Como explican los expertos, no es un asunto trivial, ya que la forma en que los padres reaccionan ante las calificaciones de sus hijos puede afectar a su motivación, autoestima, sensación de control sobre su aprendizaje y evolución y actitud ante el estudio.
Recomendaciones
El especialista recomienda, como regla básica, reaccionar con empatía: no siempre es fácil, pero cuando nos mostramos empáticos con nuestros hijos en realidad les estamos diciendo que les entendemos y que respetamos sus necesidades.
De este modo se contribuye a reforzar su autoestima y motivación y la confianza en su entorno. Empatizar no significa consentir o ceder a los caprichos, sino tomar en consideración sus sentimientos y dificultades a la hora de ayudarles.
Es frecuente que antes de recibir las notas existan indicios previos que pongan a los progenitores sobre aviso. Los niños pueden expresar señales, incluso de forma no verbal, sobre cómo se sienten o con qué están teniendo problemas.
Es fundamental prestar atención a su comportamiento, preguntarles directamente cómo se sienten, qué les pasa y qué necesitan.
Además, lo más importante, es que las expectativas siempre estén sujetas a la particularidad de cada individuo, teniendo en cuenta sus dificultades, sus puntos fuertes, sus necesidades.
En base a ello se podrán establecer objetivos y un plan adecuado para alcanzarlos, siempre trabajando de forma conjunta con el niño y el tutor.
Reacciones ante unas malas y unas buenas notas
En caso de que las notas no sean buenas, en lugar de reaccionar de forma instantánea y abrupta, Adrados recomienda mantener la calma y aplazar la respuesta para que esta sea serena y equilibrada.
Cuando los resultados son positivos, el especialista aconseja evitar comentarios del tipo “¡Sabía que si te esforzabas más mejorarías!”. “Ese ‘esforzarse más’ puede que no sea la variable principal de su evolución, sobre todo si son chicos con dificultades de aprendizaje o atención”, aclara.
En su lugar serían más adecuados comentarios del tipo: “¡Muy bien! Parece que usar nuevas estrategias te ha permitido obtener buenos resultados”.
Cabe recordar que, en muchas ocasiones, las calificaciones no son la media del progreso, sino que pueden serlo el esfuerzo o la actitud.
Otro punto a tener en cuenta es que, conforme los niños crecen, las expectativas de aprendizaje cambian y puede ser más difícil lograrlas en algunas materias.
En este caso se aconseja hablar con nuestros hijos sobre las diferencias entre asignaturas y los cambios que podrían ayudarle y pedir cita con el tutor o, si el chico tiene edad suficiente, sugerirle que hable con su profesor sobre estrategias que podrían contribuir a su mejora.