La toxoplasmosis es una infección producida por un protozoo, un parásito de los más comunes del mundo, que puede afectar tanto a personas como a animales. Generalmente, se aloja en la mucosa intestinal de los felinos y es expulsado a través de las heces de los gatos. El protozoo puede no dar nin...
La toxoplasmosis es una infección producida por un protozoo, un parásito de los más comunes del mundo, que puede afectar tanto a personas como a animales. Generalmente, se aloja en la mucosa intestinal de los felinos y es expulsado a través de las heces de los gatos. El protozoo puede no dar ningún síntoma o confundirse con un simple resfriado, pero puede provocar una afectación muy importante al bebé, sobre todo problemas oculares y del sistema nervioso.
"El protozoo, en una mujer embarazada, puede provocar una afectación muy importante al bebé, sobre todo problemas oculares y del sistema nervioso", explica la doctora Aleksandra Kovaleva, ginecóloga del Hospital Vithas Madrid Aravaca.
¿Qué ocurre si la mujer embarazada se infecta de toxoplasmosis?
La infección por Toxoplasma gondii origina un cuadro similar a una gripe o cursa asintomática en la mayoría de las mujeres. Sin embargo, la transmisión de la madre al feto a través de la placenta puede originar una enfermedad más grave, denominada toxoplasmosis congénita. Los órganos más comúnmente afectados son los ojos, el sistema nervioso y los oídos, produciendo problemas de visión por inflamación de la retina, hipoacusia e incluso convulsiones y discapacidad intelectual.
"Los órganos más comúnmente afectados son los ojos, el sistema nervioso y los oídos, produciendo problemas de visión por inflamación de la retina, hipoacusia e incluso convulsiones y discapacidad intelectual", detalla la Dra. Kovaleva.
En el caso de los fetos, estos pueden presentar restricción en su crecimiento y nacer con un peso inferior al normal. La enfermedad puede manifestarse mientras el bebé se encuentra en el útero. Sin embargo, en ocasiones, los síntomas pueden aparecer años después del nacimiento.
¿Cómo se detecta la toxoplasmosis?
A través de una analítica de sangre. Generalmente, en el primer trimestre del embarazo se hace esta determinación a aquellas pacientes que no hayan pasado la enfermedad, que crea inmunidad permanente. En el segundo y tercer trimestre, se vuelve a realizar una analítica a la madre para asegurarse de que no ha habido una infección asintomática por el parásito. Por supuesto, si, en el transcurso del embarazo, hubiera una sospecha de toxoplasmosis congénita, por ejemplo, por hallazgos en ecografía, también se realizaría el análisis para confirmarla.
En el caso del feto, una vez conocida la infección materna, la forma de diagnóstico sería a través de una amniocentesis. Se trata de una técnica de diagnóstico prenatal en la que se extrae una pequeña muestra del líquido amniótico del abdomen de una mujer embarazada para investigar si existe algún problema con los genes o los cromosomas del bebé.
¿Cómo se transmite esta enfermedad infecciosa?
La toxoplasmosis se transmite por la ingestión de carne contaminada con quistes del protozoo mal cocida; por emplear utensilios de cocina, como tablas de cortar, que han estado en contacto con carne cruda, o por la exposición a heces de gato infectadas, como en la limpieza de areneros de gato o la manipulación de tierra de jardín. Las frutas y verduras sin lavar que hayan estado en contacto con heces de gato contaminadas también son fuente de contagio.
Por lo tanto, antes de que el especialista confirme a la paciente embarazada si ha pasado esta infección o no, es prioritario seguir las siguientes recomendaciones:
- Cocinar adecuadamente la carne, ya que no debe verse roja.
- La carne curada o ahumada puede ser contagiosa, como, por ejemplo, el jamón serrano. Si la paciente desea consumirlo, debe congelarlo durante, al menos, 2 días a una temperatura igual o inferior a -18º C.
- Si se manipula carne cruda, se debe evitar el contacto con las mucosas, es decir, los ojos y la boca, y lavarse posteriormente las manos con jabón.
- Es fundamental la limpieza de superficies y utensilios de cocina, como tablas o cuchillos, que hayan estado en contacto con carne cruda.
- Evitar el contacto con materiales potencialmente contaminados con heces de gato y trabajos de jardinería. A pesar de que es excepcional que los gatos domésticos puedan transmitir la enfermedad, es recomendable ponerse guantes para la retirada de heces.
- Lavar las frutas y los vegetales antes consumirlos.
- Evitar beber agua de procedencia dudosa, ya que podría estar contaminada con toxoplasmosis.
A pesar de que esta infección puede provocar graves efectos en el desarrollo del feto, la probabilidad de que una mujer embarazada contraiga la toxoplasmosis y se la transmita al bebé el estadísticamente baja.