La Fundación Española del Corazón advierte sobre un fenómeno conocido como “síndrome del corazón en vacaciones”, una arritmia que puede aparecer tras un consumo excesivo de alcohol, especialmente en personas jóvenes y sanas
Con la llegada del verano y las altas temperaturas, es fundamental prestar especial atención a la salud cardiovascular. El calor excesivo no solo puede provocar incomodidad, sino que también aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares, especialmente en personas con enfermedades preexistentes.
¿Por qué el calor afecta al corazón?
El calor eleva la demanda de oxígeno del corazón para mantener la temperatura corporal, lo que implica una mayor carga sobre este órgano vital. Además, la sudoración excesiva puede llevar a la deshidratación y a una mayor concentración de la sangre, aumentando el riesgo de trombos.
También se pueden producir alteraciones en la presión arterial. El calor provoca vasodilatación, lo que puede generar hipotensión, causando mareos, síncopes e incluso complicaciones en personas con hipertensión o insuficiencia cardíaca.
Enfermedades cardíacas y calor: una combinación peligrosa
Las personas con patologías como hipertensión o insuficiencia cardíaca deben extremar las precauciones durante el verano.
Recomendaciones
- Mantenerse bien hidratado.
- Evitar el consumo excesivo y brusco de alcohol.
- No exponerse al sol durante las horas más calurosas.
- Realizar ejercicio en los momentos más frescos del día.
- Seguir rigurosamente el tratamiento médico prescrito.
El síndrome del corazón en vacaciones
La Fundación Española del Corazón advierte sobre un fenómeno conocido como “síndrome del corazón en vacaciones”, una arritmia que puede aparecer tras un consumo excesivo de alcohol, especialmente en personas jóvenes y sanas. Esta condición, aunque suele remitir por sí sola, puede derivar en fibrilación auricular o ser indicativa de un problema cardiovascular más grave.
Síntomas:
Palpitaciones, sensación de latidos rápidos o irregulares.
Mareos.
Dificultad para respirar (disnea).
Sensación de descarga adrenérgica.
Posible desmayo (síncope).
Si se presentan síntomas como palpitaciones, falta de aire, dolor torácico o mareo tras una ingesta elevada de alcohol, es importante acudir a un especialista quien valorará la situación y dará un diagnóstico certero.