El síndrome de las piernas inquietas es una patología que provoca un impulso incontrolable de mover las piernas, en respuesta a una situación de incomodidad corporal. El movimiento alivia temporalmente esta sensación desagradable. Suele aparecer generalmente por las tardes o noches y cuando el p...
El síndrome de las piernas inquietas es una patología que provoca un impulso incontrolable de mover las piernas, en respuesta a una situación de incomodidad corporal. El movimiento alivia temporalmente esta sensación desagradable. Suele aparecer generalmente por las tardes o noches y cuando el paciente se encuentra sentado o recostado.
En cuanto a los síntomas más frecuentes asociados a esta patología, podríamos definir los siguientes:
- Necesidad irresistible de mover las piernas (o los brazos), acompañada, por norma general, de molestias.
- Inicio o empeoramiento de los síntomas durante períodos de inactividad, como por ejemplo permanecer sentado o acostado, en la cama, durante viajes prolongados o viendo una obra de teatro.
- Las molestias se alivian o desaparecen cuando los sujetos con el Síndrome de Piernas Inquietas se mueven, caminan o frotan sus piernas.
- Empeoramiento de los síntomas durante las últimas horas del día (tarde-noche) lo cual conlleva que los pacientes tengan dificultades para iniciar o mantener el sueño.
¿Cuáles son los mejores tratamientos no farmacológicos para esta patología?
Antes de recurrir a tratamientos farmacológicos, es recomendable que intentemos llevar a cabo las siguientes recomendaciones:
- Establecer programas de higiene del sueño, es decir, acostarse y levantarse regularmente a la misma hora en horarios con síntomas o tener un sueño tranquilo y cómodo.
- Reducir drásticamente el consumo de café, tabaco y alcohol. Estas sustancias empeoran las molestias del Síndrome de Piernas Inquietas.
- También es importante evitar determinados fármacos que pueden empeorar los síntomas: antihistamínicos, algunos sedantes que bloquean la dopamina, y ciertos antidepresivos.
- Bañar las piernas en agua caliente o muy fría por la noche puede ser también una buena idea para prevenir la aparición de esos molestos cosquilleos.