Hay un largo camino entre sentirse mal y poner en riesgo tu propia vida. Eso es algo evidente, pero no todo el mundo tiene muy clara las diferencias entre intolerancia a un alimento (o a alguno de sus ingredientes) y alergia. Por eso, en este post os contamos las diferencias. La Sociedad Es...
Hay un largo camino entre sentirse mal y poner en riesgo tu propia vida. Eso es algo evidente, pero no todo el mundo tiene muy clara las diferencias entre intolerancia a un alimento (o a alguno de sus ingredientes) y alergia. Por eso, en este post os contamos las diferencias.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica cifra en dos millones las personas con alergias; mientras que la Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España estima que el 40 por ciento de la población tiene algún tipo de intolerancia. La Federación de Asociaciones de Celiacos de España, calcula que el uno por ciento de los residentes en España no toleran el gluten. Son las dos afecciones más frecuentes.
Ahora bien, es muy importante saber distinguir los síntomas de una alergia y los de una intolerancia, ya que su diagnóstico y tratamiento son diferentes.
Origen y manifestación distinta
Las alergias son reacciones del sistema inmune, y afectan, fundamentalmente, a la piel, las vías respiratorias, el aparato digestivo y/o al cardiovascular. Ocurre cuando los pacientes tienen una sensibilización previa al alimento, y se produce una liberación de sustancias químicas que provocan los síntomas que padece la persona.
Las intolerancias se producen cuando los alimentos (o uno de sus ingredientes) no son asimilados correctamente.
Los síntomas también son diferentes, ya que en las intolerancias alimenticias se centran casi exclusivamente en el sistema digestivo. Las manifestaciones más frecuentes son dolor abdominal o de estómago, diarreas y vómitos en los casos más graves.
Sin embargo, en las alergias, las reacciones pueden llegar a ser más graves, provocando incluso la muerte. Afectan, no sólo al aparato digestivo, sino que también aparecen reacciones cutáneas (urticarias, o, incluso, dermatitis atópica) o respiratorias (tos, pitidos, dificultad para respirar, sensación de ahogo).
En muchas ocasiones, tanto las complicaciones cutáneas como las respiratorias están acompañadas, también, de manifestaciones digestivas(vómitos, nauseas, diarreas, dolor abdominal) o cardiovasculares, como bajadas de tensión, mareos o pérdidas de conocimiento.
¿Hay solución?
Hasta hace unos pocos años, la medicina mantenía una actitud pasiva ante las alergias e intolerancias. Actualmente, se está aplicando lo que se llama una “conducta activa” hacia los pacientes alérgicos poniendo en marcha protocolos de inducción de tolerancia fundamentalmente en los casos de alérgicos a la leche y al huevo.
¿Y qué hago?
Los consejos son muy claros para los pacientes con estas enfermedades. Todos las tienen muy presentes, pero conviene recordarlas:
- Leer las etiquetas para asegurarse que no tienen ninguna sustancia alergénica.
- Evitar la contaminación cruzada que se puede producir debido a una incorrecta manipulación de los alimentos.
- Llevar siempre encima un kit de anafilaxia con medicamentos para tratar la reacción alérgica.
Desde Vithas os recomendamos acudir a la consulta de un alergólogo siempre que:
- Existan dudas sobre la existencia o no de una alergia alimentaria;
- Si ha limitado su dieta sobre la base de una posible alergia alimentaria; o
- Para buscar un mejor diagnóstico, tratamiento y recomendaciones en relación con la alergia a determinados alimentos.