Síntomas ojo seco Dolor, ardor, enrojecimiento, ojos cansados, sensación de arenilla y visión borrosa, son los síntomas principales de la enfermedad de ojo seco (EOS), una enfermedad ocular que altera la película lagrimal, fundamental para una buena visión. Puede afectar a la su...
Síntomas ojo seco
Dolor, ardor, enrojecimiento, ojos cansados, sensación de arenilla y visión borrosa, son los síntomas principales de la enfermedad de ojo seco (EOS), una enfermedad ocular que altera la película lagrimal, fundamental para una buena visión. Puede afectar a la superficie de la córnea, por lo tanto, el ojo pierde sensibilidad y surgen problemas de visión.
¿Quién es más propenso a padecer de ojo seco?
Entre las más afectadas están las mujeres mayores de 40 años, debido al cambio hormonal que genera un funcionamiento anormal de la película lagrimal y que puede ocasionar daño potencial a la superficie ocular. También es frecuentes en la población de edad avanzada y en los jóvenes por el excesivo uso de tablets, móviles y ordenadores. De hecho, es uno de los motivos más habituales de consulta en medicina familiar y oftalmología.
Invierno, una amenaza para la salud ocular
Según la doctora Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la unidad de oftalmología de Vithas Valencia Consuelo y oftalmóloga en Vithas Valencia 9 de Octubre, “los meses más fríos del año también pueden suponer una amenaza para la salud ocular. El frío, el viento o la calefacción, entre otros, pueden provocar una mayor evaporación de la lágrima y otras patologías como meibomitis que tiene como efecto secundario la producción de una lágrima de peor calidad”.
Un ojo seco en grado leve puede provocar molestia o necesidad de parpadear de forma constante, pero en grado medio la molestia aumenta y se produce una pesadez de los párpados, incluso se puede tener visión borrosa, provocada por queratitis e inflamaciones de la superficie ocular.
Protección frente a la luz solar
La especialista también destaca la importancia que tiene en este tipo de patología la sobreexposición a los rayos UV. Siempre se tiende a pensar en el verano como la estación clave para protegerse de los rayos del sol por su intensidad, pero en invierno, aunque hayan menos horas de luz, existen lugares de alta montaña con nieve donde la luz del sol se refleja en la superficie y el ojo puede sufrir quemaduras ya que la radiación UV es mayor.
Además, en invierno, si nos encontramos en el exterior, sobre todo con temperaturas muy bajas o con mucho viento, la sequedad del ojo es incluso mayor que con el calor y supone un problema, principalmente para las personas que sufren alguna deficiencia, ya sea en la cantidad o en la calidad de la lágrima. Si hace demasiado viento, este provoca que la lágrima se evapore demasiado rápido. Lo mejor en ambos casos es la utilización de gafas de sol homologadas y polarizadas.
Recomendaciones
Es importante utilizar los dispositivos en sitios iluminados, a más de 40 centímetros de distancia de los ojos, y con buena ventilación; tomar periodos de 20 minutos de descanso tras una hora de uso y parpadear constantemente para incentivar la producción de lágrimas de una forma natural. Las lágrimas son necesarias para lubricar los ojos y eliminar partículas extrañas, y padecer ojo seco puede dañar la córnea, la conjuntiva, los folículos pilosos de las pestañas y el adecuado parpadeo. "La necesidad de aplicar lágrima artificial en ocasiones es porque forma una película protectora encima de la córnea, en la superficie del ojo, que permite mantenerlo siempre húmedo", comenta la especialista.
Además, “se debe procurar no poner la calefacción demasiado alta o utilizar humificadores para evitar que el ambiente esté demasiado seco. Por otra parte, es importante incluir frutas y verduras en la alimentación, y alimentos ricos en ácidos grasos y omega-3. Esta alimentación ayuda a combatir la sequedad ocular”.