Previo a la ortodoncia invisible, tradicionalmente, la aparatología más utilizada han sido los brackets, dispositivos que van adheridos en la parte delantera del diente durante todo el tratamiento, ya sean de metal o porcelana. Estos últimos son menos visibles que los metálicos, pero tienen los...
Previo a la ortodoncia invisible, tradicionalmente, la aparatología más utilizada han sido los brackets, dispositivos que van adheridos en la parte delantera del diente durante todo el tratamiento, ya sean de metal o porcelana.
Estos últimos son menos visibles que los metálicos, pero tienen los mismos inconvenientes: como son la incomodidad, las llagas por el roce de los elementos del aparato, etc.
Actualmente, se baraja un nuevo concepto: la ortodoncia estética o “invisible”. Implica el uso de aparatos que no se ven a simple vista, como la ortodoncia lingual.
Se trata de un bracket que va pegado por la zona lingual del diente, esto es, la parte de atrás del diente; de esta ubicación derivan sus grandes inconvenientes (incomodidad al hablar o comer e higiene complicada) o alineadores transparentes.
El sistema consiste en unos alineadores dentales transparentes, estéticos y removibles, de quitar y poner, realizados a medida, con tecnología CAD/CAM (diseñado y fabricado por ordenador). Estos alineadores ejercen una ligera presión sobre los dientes llegando a producir movimiento dentario y, usados secuencialmente, corrigen maloclusiones.
Cada alineador realiza movimientos lineales de 0.25 mm. El paciente lleva los alineadores todo el día (aprox. 22h/día) excepto para las comidas e higiene oral (gran ventaja), produciéndose el recambio de alineadores cada 1 - 2 semanas.
Tanto el diagnóstico como el plan de tratamiento lo realiza el ortodoncista, quien debe estar certificado para poder utilizar esta técnica, que planifica y dirige todos los movimientos.
Ventajas:
- Máxima estética: al ser transparente se mimetiza con el color de los dientes y, prácticamente, pasa desapercibido.
- Removible: el paciente se lo quita para comer, o incluso en situaciones o eventos especiales.
- Comodidad: no produce alteraciones al hablar ni roces ni llagas en los tejidos blandos.
- Mejora la higiene oral: el paciente tras comer podrá cepillarse los dientes con normalidad e, incluso, pasarse la seda dental (algo muy complicado con brackets fijos). Se evita así la aparición de caries, inflamaciones de encía, o desmineralizaciones del esmalte, entre otros. Y así ahorraremos los sobrecostes por obturaciones o limpiezas derivados de estos problemas.
- Movimientos diferenciales: podremos elegir qué diente mover y qué diente no mover. Así mismo podremos decidir la cantidad, tipo y momento exacto de movimiento.
- Visualización de los objetivos del tratamiento: gracias al software 3D podemos ver el desarrollo virtual del tratamiento hasta lograr los objetivos deseados y cómo quedará nuestra boca finalmente.
- Permite conocer el tiempo aproximado de tratamiento.
- Citas más cortas y permite el espaciado de éstas sin alterar la evolución y control del tratamiento cada 6 u 8 semanas, puesto que está controlado la cantidad y tiempo en el que se dan estos movimientos.
- Ideal para alergias a metales: gracias a su composición es ideal para pacientes con alergias a los metales.