Practicar deporte es, sin duda, una de las rutinas más beneficiosas para la salud de las personas. Una de las actividades aeróbicas más recomendadas por los médicos es montar en bicicleta, sin embargo, aunque el ciclismo aporta beneficios a quien lo practica, también tiene algunos riesgos. D...
Practicar deporte es, sin duda, una de las rutinas más beneficiosas para la salud de las personas. Una de las actividades aeróbicas más recomendadas por los médicos es montar en bicicleta, sin embargo, aunque el ciclismo aporta beneficios a quien lo practica, también tiene algunos riesgos.
De hecho, es habitual ver a ciclistas en las consultas médicas por dolores o molestias, sobre todo en la zona lumbar. Pero ¿cuál es la razón principal de esas dolencias? En muchas ocasiones, la bicicleta no cumple con los parámetros antropométricos, como la altura, el peso o las circunferencias corporales, de manera que la columna vertebral adopta una posición forzada.
Consejos para montar en bicicleta sin que la espalda sufra
En ciclismo, la postura ideal dependerá tanto del tipo de bicicleta que se utilice como del uso que se le dé. No es lo mismo una de postura erguida, como las de paseo, que una de posición inclinada, como las de montaña. Por ello, para evitar que la espalda sufra, basta con seguir unas pautas sencillas:
- Ajustar el manillar: es un elemento clave. Para evitar la sobrecarga de zonas como los brazos, la espalda, los hombros y el cuello, el manillar nunca debe superar los 90 grados. Una correcta altura y distancia también evita la tensión en las muñecas y los codos.
- También es necesario adaptar la distancia entre el asiento y el manillar, y cambiar la inclinación de la potencia hasta conseguir la mayor comodidad del ciclista.
- Cambiar de posición a lo largo del recorrido. es fundamental que el ciclista vaya modificando su postura durante el trayecto para aliviar las tensiones que sufren varias partes del cuerpo, como los músculos y los ligamentos.
- Relajar el tren superior del cuerpo. de esta manera, se consigue que la fuerza y la tensión se concentren en las piernas y no en otras zonas, como la espalda.