Un año ya de crisis sanitaria por el coronavirus ha incrementado no solo el miedo a un virus invisible, con la lógica incertidumbre de padecer una enfermedad grave y/o la preocupación por perder a los seres queridos debido a ella, sino también el malestar y la tristeza por el distanciamiento soc...
Un año ya de crisis sanitaria por el coronavirus ha incrementado no solo el miedo a un virus invisible, con la lógica incertidumbre de padecer una enfermedad grave y/o la preocupación por perder a los seres queridos debido a ella, sino también el malestar y la tristeza por el distanciamiento social debido a las restricciones sanitarias.
Preocupación en adolescentes y jóvenes
Un malestar psicológico que ha aumentado en todos los grupos de la sociedad y que preocupa muy especialmente en adolescentes y jóvenes. La situación de estrés ocasionada por el confinamiento, las medidas restrictivas, el cese de sus actividades deportivas, el cierre del ocio nocturno y, en definitiva, la falta de socialización habitual en estas edades, puede incrementar los sentimientos de irritabilidad y enfado, además de un uso excesivo de nuevas tecnologías e incluso una falta de interés generalizada (familia, estudios, etc.).
Para el doctor Sergio Arques, psiquiatra de Vithas Castellón, “las vidas de muchos adolescentes se han visto afectadas por la pandemia en un momento clave de su desarrollo, aquel en el que están comenzando a establecer su propia identidad, reivindicando su individualidad y su independencia. Las restricciones afectan, sin duda, a su libertad y a sus relaciones con su entorno, pudiendo las secuelas pasar factura a nivel psicológico en unos más que en otros, llegando en casos extremos a padecer el llamado “síndrome del caracol”, que consiste en un aislamiento personal que se convierte en patológico, es decir, en una enfermedad”.
Síndrome del caracol
El “síndrome del caracol” genera una burbuja en la que el joven se aísla (en su habitación, en su casa…) e interactúa únicamente con el mundo que le rodea a través del móvil, la tablet o el ordenador. Viven rodeados de tecnología y se acomodan de tal manera a esa nueva vida que poco a poco dejan de socializar incluso con el núcleo familiar, su carácter se vuelve violento y pueden llegar hasta a abandonar los estudios. Según el especialista, “cuando esta situación se prolonga en el tiempo se considera ya algo patológico y, evidentemente, la situación actual puede llegar a provocar un crecimiento exponencial de estos casos”.
No hay que olvidar otros factores que afectan psicológicamente a los jóvenes, como el miedo o inseguridad al ver que algún familiar ha pasado la enfermedad o el haber sufrido alguna pérdida y no haber podido elaborar el duelo (un ser querido, un trabajo, una relación, etc.). Además, “la “infodemia”, o sobreinformación sobre el coronavirus a través de redes sociales, va a aumentar de forma significativa la prevalencia de depresión y ansiedad.
Hábitos de consumo
Durante el confinamiento se ha producido un aumento en el uso de redes sociales y videojuegos, pasando un mayor tiempo viendo la TV, a lo que habría que unir un mayor consumo de alimentos hipercalóricos y una disminución en la realización de ejercicio físico.
Pautas para padres y educadores
“La empatía, el diálogo y la comprensión con los adolescentes es muy importante en esta etapa, especialmente en un momento tan delicado en el que sus vidas, hábitos y actividades, se han visto totalmente alteradas”, comenta el profesional.
Establecer vínculos con sus compañeros es una de las tareas esenciales de desarrollo de los adolescentes ya que su mundo gira en torno a sus iguales, por eso el estar más tiempo en casa por “obligación” puede generarles frustración y mal humor. “Los padres deben entender y reconocer esa frustración que representa el estar separados de sus amigos. Hay que escucharlos, y tenderles la mano para trabajar juntos y hacer esta situación más soportable.
Proponer realizar actividades en familia, como ver una película, actividades deportivas al aire libre, hacer un picnic, es decir, dar opciones y hacerles ver que todo esto pasará y volverán a recuperar su vida.
Otro desafío con los adolescentes y adultos jóvenes va a ser lograr que cumplan con las pautas de distanciamiento social. “Nuestra respuesta como educadores y padres es explicarles que la exposición a este virus peligrosa, no sólo porque ellos puedan infectarse y padecer la enfermedad, sino por el hecho de que podrían ser portadores asintomáticos y podrían contagiar a otros, incluyendo a sus seres más queridos ya que, desgraciadamente, nadie sabe realmente cómo este virus va a afectar a las diferentes personas”.
Los hospitales Vithas son hospitales seguros
Los 19 hospitales de Vithas son hospitales seguros para pacientes y profesionales gracias a la implantación de estrictos protocolos de seguridad frente a la covid-19. Entre las medidas implementadas destaca el establecimiento de dos circuitos diferenciados: uno para las personas con síntomas compatibles con la covid-19, y otro para el resto de pacientes.
Adicionalmente, suministramos mascarillas y gel hidroalcohólico a todas las personas que acudan al hospital por cualquier motivo. Además, el Grupo está realizando test masivos de detección del virus en todo el personal, que está dotado de todas las medidas de autoprotección necesarias.
Una seguridad que siempre ha estado reforzada gracias a que todos los hospitales Vithas implementan los estrictos protocolos de la Joint Commission International, organismo de referencia mundial que acredita la seguridad del paciente y la excelencia asistencial.
Para más información: https://preparadosparacuidarte.com/