Los vértigos implican percibir un movimiento sin que realmente se produzca, es una sensación giratoria que ocasiona desequilibrio e inestabilidad. Una patología, muy frecuente en las consultas hospitalarias, con una prevalencia en torno al 28% de la población y que requiere el diagnóstico y tra...
Los vértigos implican percibir un movimiento sin que realmente se produzca, es una sensación giratoria que ocasiona desequilibrio e inestabilidad. Una patología, muy frecuente en las consultas hospitalarias, con una prevalencia en torno al 28% de la población y que requiere el diagnóstico y tratamiento de un profesional para saber las causas.
Tipos de vértigo
A grandes rasgos existen dos tipos de vértigo: el periférico y el central. El vértigo periférico se debe a un problema en la parte del oído interno que controla el equilibrio (laberinto vestibular) y que puede involucrar el nervio vestibular que es el nervio que conecta el oído interno y el tronco encefálico. En cambio, el vértigo central es debido a la alteración de los mecanismos neurológicos del propio sistema vestibular. En estos casos es frecuente la existencia de alteraciones de la marcha y postura con inestabilidad muy llamativa, visión doble, problemas para la deglución o cefalea intensa.
¿Cuál es el más común?
El vértigo periférico más común es el posicional o vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB). Los pacientes relatan el episodio como un ataque de vértigo rotatorio de unos segundos de duración, precipitado por ciertos movimientos o cambios de posición de la cabeza, como el giro en la cama, la extensión del cuello o la inclinación de la cabeza hacia adelante.
Los pacientes pueden identificar el lado afectado y son las mujeres, sobre todo a partir de los 50 años, las que más padecen esta patología, duplicando el porcentaje en los hombres.
¿Por qué ocurre?
El VPPB se da cuando unas partículas pequeñas denominadas «otolitos» de los canales semicirculares del oído interno se sueltan de su sitio y desencadenan la crisis vertiginosa. Una manifestación muy característica de este tipo de vértigo es que estos mareos se experimentan cuando la persona cambia de posición en el espacio, por ejemplo, al agacharse, levantarse o al girar en la cama.
Los pacientes, además de la característica sensación de giro de objetos, pueden referir cefalea, náuseas, mareo y sensibilidad a los movimientos de la cabeza en todas las direcciones. Muchos presentan ansiedad y pueden desarrollar conductas de evitación del movimiento que desencadena la crisis de vértigo.
Diagnóstico
Un correcto diagnóstico y tratamiento por parte de un otorrino resulta fundamental. Los detalles de la historia clínica son muy importantes para el diagnóstico, las características del nistagmo, que es el movimiento involuntario, rápido y repetitivo de los ojos, observadas en las maniobras de provocación o Epley, son suficientes para realizar el diagnóstico de VPPB claramente sin necesidad de ningún instrumento de exploración.
Normalmente, la base del tratamiento del VPPB son las maniobras de reposición de partículas. El objetivo de estas maniobras es transportar los otolitos hasta su sitio. Consiste en hacer determinados movimientos que el explorador realiza al paciente, constituyendo un tratamiento sencillo, que puede llevarse a cabo en la consulta y que posee una alta tasa de éxito en la resolución del cuadro.
¿Los episodios se pueden repetir?
El VPPB se considera resuelto cuando no se observa nistagmo en la prueba de provocación correspondiente. En el 44% de los casos la enfermedad se limita a un episodio aislado, mientras que en el 56% los episodios de vértigo son recurrentes. Las recurrencias son más frecuentes durante el primer año tras haber realizado la maniobra terapéutica correspondiente.
Consejos
El principal consejo que se suele dar a estos pacientes para prevenir futuros mareos es evitar movimientos bruscos durante los primeros días después del tratamiento. El paciente, durante los siguientes días a la maniobra debe empezar a hacer vida normal, pero con precaución. Durante varios días después del tratamiento, no hay que dormir sobre el lado afecto o que desencadena los síntomas.