El éxito del embarazo y del parto está muy relacionado con los cuidados y la alimentación que tenga la madre. La alimentación cobra durante el embarazo una importancia y una función irreemplazables, ya que los alimentos deben cubrir las necesidades energéticas, no sólo de la futura mamá, sin...
El éxito del embarazo y del parto está muy relacionado con los cuidados y la alimentación que tenga la madre. La alimentación cobra durante el embarazo una importancia y una función irreemplazables, ya que los alimentos deben cubrir las necesidades energéticas, no sólo de la futura mamá, sino también de su hijo/a. Además, una buena alimentación contribuirá a preparar a la embarazada para el momento de la lactancia.
En este sentido, algunas de las recomendaciones más importantes en cuanto a los hábitos alimenticios que deben seguirse durante el embarazo son:
Ante todo, mantener una alimentación variada y equilibrada que provea a la embarazada de la energía y los nutrientes necesarios para su salud materna y para el desarrollo y crecimiento del bebé.
Distribuir las ingestas diarias en cinco o seis comidas y no saltarse ninguna de ellas, especialmente el desayuno.
Incluye en el menú alimentos de todos los grupos: cereales, hortalizas y frutas (sobre todo aquellas ricas en vitamina C), leche, carnes, grasas, huevos, pescado azul o azúcares (preferiblemente de origen natural como la miel y consumiéndolos con moderación).
En relación con el punto anterior, debemos lavar las verduras y frutas minuciosamente y consumir la carne bien hecha, para evitar infecciones que puedan afectar al feto. Debemos evitar el consumo de carnes crudas o poco cocinadas. Es recomendable cocinar los alimentos a altas temperaturas, así como evitar comer productos lácteos no pasteurizados. Consulta a tu médico sobre los alimentos y condiciones alimentarias seguras durante el embarazo.
En el caso de que aparezcan episodios de vómitos repetitivos debemos consultar a nuestro médico, puesto que podrían provocar déficits nutricionales importantes.
Beber ocho vasos de agua o dos litros al día.
Moderar el consumo de sal, sobre todo aquella que contienen los alimentos procesados como las conservas o los, embutidos, entre otros.
Eliminar por completo las bebidas alcohólicas, así como el tabaco y otro tipo de drogas o estupefacientes. El consumo de alcohol, por ejemplo, causa retraso del crecimiento, anomalías oculares y articulares, retraso mental, malformaciones y abortos espontáneos.
Evitar el consumo de café durante el embarazo. Los estudios demuestran que la cafeína atraviesa la placenta y puede alterar la frecuencia cardíaca y la respiración del bebé.
Practicar ejercicio tales como caminar o nadar, que ayudan a mantener el peso.