Actividad física. Determinadas actividades físicas como la natación, el senderismo, la gimnasia, el baile, el yoga y el ciclismo favorecen la circulación venosa. Por el contrario, deportes como el tenis, squash, balonmano y baloncesto no son aconsejables. Camine como mínimo cada día entr...
Actividad física.
Determinadas actividades físicas como la natación, el senderismo, la gimnasia, el baile, el yoga y el ciclismo favorecen la circulación venosa. Por el contrario, deportes como el tenis, squash, balonmano y baloncesto no son aconsejables. Camine como mínimo cada día entre media hora y una hora.
El peso, bajo control.
Mantenga un peso idóneo. La obesidad es una de las principales causas de insuficiencia venosa crónica y de sus complicaciones.
Fruta y verduras, insustituibles.
Realice una dieta sana, equilibrada y baja en sal. Evite la comida excesiva en grasas y azúcares y siga una dieta rica en fruta, verdura (fibra) y líquidos (al menos 1,5 litros de agua al día), para evitar el estreñimiento. Evite el tabaco y el alcohol.
Evitemos las sobrecargas.
Evite permanecer de pie o sentado con los pies en el suelo durante largos periodos de tiempo, descansando cada hora. Si no es posible, realice movimientos de presión (punta-tacón) contra el suelo. Si debe permanecer mucho tiempo sentado, coloque los pies elevados y las piernas en posición semiflexionada, no cruzándolas.
¿Tacones? En su justa medida.
Evite el calzado plano o con tacones excesivamente elevados. Procura llevar siempre calzado ancho y cómodo evitando las rozaduras. Un tacón de entre tres y cuatro centímetros es el óptimo para facilitar el bombeo de la sangre.
Libre y móvil.
Evite el uso de prendas ajustadas (ligas, fajas, corsés, determinadas medias, cinturones muy ajustados o pantalones estrechos) que puedan dificultar la circulación venosa normal, especialmente aquellas confeccionadas con tejidos no elásticos (cuero, vaqueros). Una prenda está demasiado ajustada si impide la libre movilidad de las extremidades o deja marca al retirarla.
En la cama, los pies siempre en alto.
Eleve los pies de la cama entre 15 y 20 centímetros mediante tacos de madera o cualquier otro sistema. Si no es posible, coloque unas toallas entre el colchón y el somier para que eleven dicha distancia o almohadas bajo los pies. Realice movimientos de bicicleta en la cama justo antes de irse a dormir.
Las medias compresivas, unas grandes aliadas.
Utilice medias de compresión elástica, si le han sido recomendadas por su Cirujano Cardiovascular. Existen diversos tipos de compresión dependiendo de sus necesidades. Estas medias debe ponérselas por la mañana justo antes de levantarse, cuando las piernas han estado en reposo.
Con la piel, siempre ojo avizor.
Vigile el estado de la piel de sus piernas regularmente y manténgala hidratada, aplicando crema hidratante o gel frío mediante un suave masaje ascendente, preferentemente con la pierna en alto. Si aparecen cambios de coloración, tonalidad y ante todo alguna lesión (por leve que parezcan), es importante que consulte a su médico.
La ducha, más beneficiosa que el baño.
Mejor la ducha que un baño. Aplique chorros de agua en sentido ascendente desde el pie hasta la ingle, favoreciendo de esta manera el retorno venoso; para ello alterne el agua templada y fría, terminando siempre con fría.
Protección solar: sí o sí.
Evite las fuentes de humedad y calor directo (sauna, baños turcos, braseros, radiadores, agua caliente, depilación con cera caliente, suelo radiante, sol directo) sobre las piernas. Si va a exponer las piernas a la luz solar directa, utilice protectores solares específicos para proteger la circulación.