A lo largo de los nueve meses que dura un embarazo, son muchos los cambios que se producen en el cuerpo de la madre. Física y fisiológicamente su cuerpo se adapta al crecimiento del feto...
A lo largo de los nueve meses que dura un embarazo, son muchos los cambios que se producen en el cuerpo de la madre. Física y fisiológicamente su cuerpo se adapta al crecimiento del feto dentro de la placenta. Se empiezan a producir cambios, externos e internos, y corren numerosas ideas sobre lo que a partir de ese momento se le avecina a la futura mamá: una nube de incertidumbre donde es difícil saber qué afirmaciones son ciertas y cuáles son solamente leyendas urbanas.
Por ellos queremos dar respuesta a las dudas sobre el embarazo y aclaran qué es cierto y qué no respecto a muy comunes creencias populares detrás del período de gestación para las futuras mamás.
Verdadero
"Tienes que tomar ácido fólico"
Una afirmación tan cierta como científicamente demostrada. No es ni un remedio natural ni un antojo, sino algo necesario para el correcto desarrollo del embrión. Unos niveles adecuados de ácido fólico sirven para prevenir defectos en el tubo neural, es decir, en el cerebro, columna vertebral y médula espinal. El consumo diario de ácido fólico servirá para prevenir deformaciones congénitas que dificultarán la vida del futuro bebé.
Además, el ácido fólico también promueve la creación de glóbulos rojos y evita la anemia. Por lo tanto, también la madre se estará beneficiando de las ventajas de esta vitamina.
“Vas a perder pelo”
En ciertos momentos del embarazado el pelo se encuentra más débil y tiende a caerse con una mayor facilidad. Por lo general, esto ocurre en el primer trimestre debido a los cambios que se producen en los niveles hormonales. Es cierto, pero se trata de algo esporádico y la fortaleza del pelo se recupera con el tiempo.
También después del parto hay una fase de mayor caída del cabello. Un proceso normal que suele durar algunos meses. Una alimentación equilibrada y con incidencia de alimentos con vitaminas B y C ayudará a contrarrestar la pérdida de pelo.
“Tomar el sol hace que salgan manchas en la piel”
A las mujeres embarazadas es normal que les aparezcan manchas en ciertas zonas de la piel. Pueden aparecer en la nariz, los pómulos y la frente y en cualquier zona que esté expuesta al sol, como los antebrazos. Además, las zonas corporales que de por sí tienen una mayor pigmentación, como los pezones o las pecas, se vuelven más oscuras. Una vez más, esto es provocado por los cambios hormonales que estimulan la producción de una mayor cantidad de melanina, la proteína encargada de dar color a la piel, el cabello y los ojos.
Esta afirmación es cierta, así que el uso de protectores solares es fundamental, ya que los rayos solares potencian estos cambios en la pigmentación de la piel. Por lo general, a los pocos meses después del parto el cuerpo ha vuelto a su normalidad y las manchas han desaparecido por cuenta propia.
“Te va a salir celulitis”
Esta afirmación es cierta porque el embarazo implica una subida de peso y la acumulación de grasas para el adecuado desarrollo del feto. Esto supone una mayor retención de líquido y la aparición de la temida celulitis. Sumando a las disfunciones hormonales y cambios metabólicos el estrés y el sedentarismo, resulta sencillo comprender que el cuerpo tiene una mayor predisposición a la acumulación de grasas. Además, la aparición de la prolactina, la hormona encargada de preparar la lactancia, estimula la formación de células grasas.
Siendo conscientes de esto, el doctor Lobo recomienda controlar nuestro peso con visitas mensuales al ginecólogo. Está estipulado que es conveniente que la madre engorde entre 9 y 12 kilos porque aquellos que superen esa cifra estarán de más y por tanto costará quitarlos y por el riesgo de aumento de la tensión arterial y de los niveles de glucosa que se pueden producir. Es importante mantener una dieta equilibrada, con mucha agua, alimentos ricos en Omega-3 y poca grasa.
“Los dolores de espalda van contigo todo el embarazo”
Debido a que el crecimiento del bebé supone también el crecimiento de la barriga de la madre, por efecto de la gravedad, es perfectamente normal que la espalda de las madres se resienta. Para contrarrestar los efectos del peso, será necesario que, desde los primeros momentos del embarazo, se corrija la postura.
El ejercicio suave, como la gimnasia o el Pilates, serán beneficiosos tanto para la espalda como para evitar una subida excesiva de peso.
“Te van a salir hemorroides”
No es un factor seguro al 100% pero las probabilidades son muy altas, la mayoría de las embarazadas que vemos en consulta las sufren. El útero, cada vez más grande y más pesado, ejerce presión sobre las venas de la pelvis y la vena cava inferior, encargada de llevar la sangre desde las extremidades inferiores de vuelta al corazón. Este aumento de la presión hace que las venas de la zona rectal se dilaten, dando lugar a las hemorroides.
También en el momento del parto, donde la presión en la zona de las caderas de la mujer es más que evidente, pueden aparecer las hemorroides. Suelen desaparecer solas varias semanas después del parto.
“No puedes comer carne cruda”
La nutrición es muy importante para la fertilidad. Las recomendaciones sobre la carne cruda o poco hecha van siempre en la misma dirección: se debe evitar. El consumo de carne poco hecha implica el posible contagio con parásitos que no han sido eliminados debido a la poca cocción de la carne. El ejemplo más claro es la contaminación con toxoplasmosis. Aunque para la madre los síntomas son muy parecidos a los de una gripe, puede conducir a la interrupción del embarazo o la muerte del bebé antes de nacer. Bacterias como la salmonella son también un riesgo si se habla de carnes poco cocinadas.
Antes estos motivos, será necesario tener especial cuidado con el almacenamiento de las carnes y su cocción. La verificación de que filetes y similares están bien cocinados por dentro se hace fundamental.
Falso
“Se te van a caer los dientes”
De forma contraria a la creencia que se tiene de que el feto obtiene calcio de los dientes de la madre, esta afirmación no es cierta porque la salud bucodental no se ve afectada hasta el punto de hablar de caída de los dientes. Es cierto que los cambios en el metabolismo suponen un mayor riesgo de caries y enfermedades de las encías. Sin embargo, una correcta higiene oral y una dieta equilibrada contribuyen a mantener la salud de la cavidad bucal.
Los cambios en los horarios de comida y los antojos que llevan a las madres a comer pequeñas cantidades de forma continua suponen una mayor acumulación de placa bacteriana y azúcares. También los vómitos afectan dado que los ácidos estomacales vuelven los dientes más vulnerables a las caries. Los cambios hormonales favorecen la inflamación de las encías. El control de la placa y el sarro y las revisiones en la consulta del dentista servirán para prevenir situaciones extremas, como la caída de las piezas.
“Estarás más guapa porque la piel adquiere un brillo especial”
La piel brilla más. Pero no por ningún efecto romántico relacionado con el amor materno, sino porque las glándulas sebáceas de la piel producen más grasa. Las hormonas afectan a la piel más allá de la formación de manchas ya que es habitual la aparición de acné y estrías. Ese aumento de grasa en la piel es lo que conduce a la infección de los poros, dando lugar al acné.
Las estrías a su vez son provocadas por el estiramiento de la piel durante los nueve meses de gestación. Suelen salir en el abdomen y en los senos y no desaparecen después del parto aunque si disminuyen en tamaño y en coloración, de ahí lo importante de su prevención.
“Las relaciones sexuales hieren al bebé”
Si todo va bien y no hay ningún riesgo con el embarazo, la pareja puede mantener relaciones sexuales hasta el final del mismo. Suelen ser el malestar, el cansancio y lo novedoso de la situación lo que frena a las parejas a la hora de practicar sexo. La situación es bastante opuesta a lo que el mito dicta, ya que durante los dos primeros trimestres de embarazo la madre tiene un mayor deseo sexual y llega más fácilmente al orgasmo.
En todo momento el bebé está protegido por la bolsa y el líquido amnióticos y ni sufre con el movimiento, ni llega hasta él el semen, debido a que el cuello del útero permanece cerrado por el tapón mucoso. El único cuidado que ha de tener la pareja será encontrar la postura en que ambos estén cómodos, cambiante a la par que cambia el tamaño del útero de la mujer.
“No hagas ejercicio”
En todo momento es positivo para la mujer embarazada practicar ejercicio físico. En consulta animamos a las mujeres embarazadas a que hagan algo de ejercicio, porque mejorará su estado de ánimo y alivia las molestias a demás de preparar el cuerpo para el parto y evitar las subidas de peso. Ha de ser un ejercicio que se haga siempre bajo la lógica de que los grandes esfuerzos pueden tener consecuencias negativas (mejor dejar las medias maratones para después del parto).
Los ejercicios cardiovasculares como caminar, nadar o bailar, y los ejercicios de flexibilidad y fuerza serán siempre beneficiosos para la salud de las madres.