Poner una plantilla en la abarca o hacer uso del doble calcetín aumentan el confort y amortiguación del pie, y en el caso de la mínima rozadura, se deben utilizar apósitos que protejan del roce ya que cuentan también con propiedades curativas
Vitoria se tiñe de fiesta, y los blusas y las neskas salen a las calles de la ciudad con ganas de fiesta y disfrute. Pero el día 5 de agosto ya se empieza a escuchar las primeras quejas por el dolor de abarcas, y comienza el caos pensando cómo poder aguantar con ese calzado hasta el momento en el que la subida de Celedón ponga fin a las fiestas. Por eso, el responsable del servicio de podología y ortopedia del Hospital Vithas Vitoria, Adrián Castilla, resume los puntos a tener en cuenta para sobrellevar este dolor dependiendo del tipo de abarca que se use.
Según Castilla, las abarcas negras de goma proporcionan mayor amortiguación “ya que la suela se asemeja más a una deportiva o zapato, que es a lo que estamos acostumbrados en nuestro día a día”. Sin embargo, las abarcas de piel “tienen menor grosor de suela y por tanto menos amortiguación, por lo que es más fácil que favorezca la aparición de inflamaciones en el pie, como puede ser la fascitis plantar o metatarsalgia, entre otras patologías”, señala el podólogo.
Por otro lado, las abarcas de goma negras transpiran menos que las abarcas de piel, “puesto que el calzado de piel tiene mejores propiedades en cuanto a la transpirabilidad”, pero dado que las abarcas se usan en fechas muy señaladas, el especialista afirma que “no hay mayor inconveniente si se utilizan las de goma unos pocos días”.
Sin embargo, si las abarcas producen daño ya desde el primer día, el podólogo vitoriano aconseja cambiar de modelo (mayor talla, más anchura, distinto material...) ya que, “si el primer día nos hace daño y la seguimos usando en días sucesivos, lo más probable es que el dolor vaya en aumento”.
Si desde el principio se producen los primeros síntomas de rozaduras o ampollas, será necesario proteger el pie colocando apósitos específicos para rozaduras en la zona afectada. “Estos apósitos además de protegernos del roce tienen propiedades curativas para que no se infecte la herida con distintos apósitos o esparadrapos que podemos encontrar en el mercado”, explica Castilla.
Otro de los consejos del podólogo es hacer uso de unas plantillas colocándolas en la planta de las abarcas “con el fin de aumentar el confort y la amortiguación de nuestro pie”. Además, para prevenir las ampollas o roces “puede ser interesante el emplear doble calcetín. En este caso para las albarcas, utilizaríamos un calcetín fino de algodón debajo de las medias, un truco que también se emplea en montaña o largas caminatas”, señala Castilla.