Este tipo de cirugía busca un beneficio para la paciente, con post operatorios más cortos
El Hospital Vithas Sevilla ha extirpado con éxito los ovarios y el útero a una paciente por vía laparoscópica. La paciente, diagnosticada de adenocarcinoma de endometrio de alto riesgo, apenas han permanecido en el Hospital Vithas Sevilla 2 días, sin estancia en UCI y en una semana habían vuelto a la vida normal.
La intervención ha consistido en la “extirpación del útero y ovarios y de la extracción de las cadenas de ganglios, tanto pélvicos como los que rodean a los grandes vasos, vena cava y arteria aorta, a los que es posible que drenen las células malignas, así como del epiplón (que es un delantal de grasa intraabdominal que parte de la curvatura mayor del estómago y colon transverso)”, según ha aclarado el doctor Francisco Márquez Maraver, responsable de la Unidad de Cirugía Ginecológica Avanzada de este centro hospitalario sevillano.
Basándose en la premisa de que no hay enfermedades sino enfermos, cada paciente es estudiado individualmente, y su caso abordado de acuerdo con las guías clínicas más actualizadas. En el caso de la cirugía mínimamente invasiva “supone un beneficio para todas las pacientes, unas porque no recibirán otros tratamientos adyuvantes en oncología, como quimioterapia o radioterapia, al considerarse con cierta garantía anatómica que la enfermedad ha sido extirpada completamente; Y en otros casos, estos tratamientos complementarios serán mínimos.
Si no realizásemos un estudio caso por caso estaríamos condenando a que todas las pacientes recibiesen los tratamientos de quimioterapia y/o radioterapia, sabiéndose que dichos tratamientos tienen una gran repercusión en la calidad de vida de las pacientes tratadas”, recuerda el doctor Márquez, que pertenece al equipo de Ginemed.
Cirugía en beneficio de las pacientes
El objetivo de todo cirujano ginecológico es la tendencia a practicar cirugías de mínima invasión. Y la razón principal es que el proceso quirúrgico produzca en la paciente la menor modificación posible en su estilo y calidad de vida. Dicho parámetro puede medirse en la intensidad del dolor postoperatorio, el índice de complicaciones sobrevenidas por culpa de la cirugía y la alteración que produce el tratamiento aplicado en su vida habitual, tanto en lo que se refiere a sus hábitos personales y sociales, como en su vida laboral. Pero no solo referido a la propia paciente tratada, sino también a su entorno familiar. Y todo ello sin que se resientan los resultados buscados en cuanto a diagnóstico, alivio o curación de la enfermedad que se esté tratando, comparándola con las cirugías abiertas tradicionales con grandes incisiones en el abordaje.
Dentro de las cirugías de mínima invasión están las endoscopias ginecológicas (laparoscopia o histeroscopias) cuyas ventajas son las menores complicaciones intra y postoperatorias, menor pérdida de sangre, menor generación de adherencias, menor dolor postoperatorio, estancia hospitalaria más corta y la vuelta a la actividad normal del paciente es más rápida.
Pero también hay que saber que tiene algunas desventajas, todas ellas salvables y sin repercusión importante en la salud de la paciente, como el mayor tiempo quirúrgico, necesidad de disponer de tecnología compleja y más cara, y la obligación de que el cirujano deba estar permanentemente actualizado.
Incidencia adenocarcinoma
Según la Sociedad Española de Oncología Médica, globalmente, “el adenocarcinoma de endometrio es el cuarto cáncer más frecuente en la población femenina, tras el cáncer de mama, intestino y pulmón. Y el más frecuente entre los tumores genitales femeninos.
Suele dar síntomas en las fases iniciales, por lo que en el momento del diagnóstico la mayoría de los tumores están localizados, son estadios I-II lo que explica los buenos resultados de supervivencia a 5 años para la mayoría de pacientes, que oscila entre un 90%- 83 %. La mayoría de estos tumores se diagnostican en mujeres postmenopáusicas entre 50-70”.