A partir de los 50 es recomendable realizarse chequeos preventivos
Es frecuente que en torno a los 50 años los hombres presenten los primeros problemas en la próstata, una glándula del sistema reproductor masculino que se localiza delante del recto y debajo de la vejiga. Es del tamaño de una nuez y rodea la uretra. Por este motivo, a partir de esa edad es recomendable realizarse chequeos preventivos, a no ser que existan molestias previas o antecedentes familiares de cáncer prostático, en cuyo caso se recomienda un examen anual a partir de los 40 años.
Como afirma el Dr. Luis Martínez-Piñeiro, director de la Unidad del Varón de Vithas Internacional, “más de la mitad de los hombres mayores de 60 años tiene próstata aumentada de tamaño y la posibilidad de crecimiento de esta glándula se incrementa con los años. Generalmente este crecimiento no es de características malignas, es lo que se conoce como hiperplasia prostática benigna”.
Esta patología no suele presentar síntomas importantes, aunque a veces puede producirse dificultad para iniciar la micción, chorro urinario débil, ganas frecuentes de orinar, dificultad para aguantar la orina o chorro de orina intermitente.
El crecimiento benigno de la próstata no siempre requiere tratamiento: “se puede decidir observar con controles periódicos, es decir, una o más veces al año, la evolución del paciente para vigilar que no se desarrollan complicaciones relacionadas con la obstrucción urinaria”, señala el Dr. Martínez- Piñeiro. En caso de que los síntomas sean severos y molesten al paciente, exista infección o la función del tracto urinario se encuentre afectada, sí será necesario el tratamiento. Vithas Internacional pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 19 hospitales y 25 centros especializados denominados Vithas Salud.
Opciones de tratamiento para la hiperplasia prostática benigna
Los pacientes que presentan alguna complicación específica, por ejemplo, retención urinaria, requieren un tratamiento, ya sea mediante un manejo médico o quirúrgico. “La cirugía prostática es el tratamiento más efectivo, pero también existen diversos medicamentos que permiten mejorar las molestias ocasionadas por la hiperplasia prostática benigna”, señala el especialista, que añade, además, que cada caso debe ser valorado de forma personalizada.
Las opciones disponibles para el abordaje de esta patología son:
- Espera vigilada: se emplea en la mayoría de casos, puesto que la progresión de la enfermedad es incierta. “Consiste en la monitorización periódica para reevaluar la severidad de los síntomas, incluyendo hallazgos físicos, análisis de laboratorio y test urológicos de diagnóstico opcionales”, señala el Dr. Martínez-Piñeiro.
- Cirugía: el procedimiento quirúrgico más frecuente es la resección transuretral de la próstata, que permite retirar la parte obstructiva de la próstata. “No es necesario hacer corte de la piel, ya que se realiza a través de la uretra”. En caso de que la próstata sea muy grande, se realizará una cirugía abierta, para lo cual sí es necesario hacer una incisión en la parte inferior del abdomen.
- Tratamiento médico: como explica el especialista, puede ser de dos tipos, “mediante bloqueantes alfa, que relajan el cuello de la vejiga y el músculo liso prostático, o mediante inhibidores de la 5-alfa-reductasa, que bloquea la conversión de la testosterona a la dihidrotestosterona, el andrógeno prostático más importante en el hombre. En ambos casos es necesario valorar los posibles efectos secundarios, por ello es el profesional médico el que debe guiar al paciente en la elección del tratamiento”.
- Nuevos abordajes: actualmente existen una serie de terapias innovadoras, como el láser, que están consiguiendo resultados similares a la resección transuretral, pero como afirma el Dr. Martínez-Piñeiro “los datos disponibles acerca de estas terapias son insuficientes para permitirnos llegar a conclusiones sobre su seguridad y eficacia”.