- El éxito de la intervención comienza con la indicación quirúrgica adecuada por parte de un profesional
- La presbicia se manifiesta antes en personas con estados físicos de debilidad, mala alimentación o enfermedades crónicas
- Los candidatos son personas a partir de los 45 años en caso de hipermetropías; o a partir de los 50 años en caso de miopes con presbicia asociada
La presbicia, también denominada vista cansada, es un defecto ocular asociado a la edad que aparece generalmente entre los 40-45 años y que provoca una pérdida de nitidez en la visión cercana, aumentando progresivamente hasta los 65 años y afectando tanto a la visión cercana como intermedia.
Según la doctora Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la unidad de oftalmología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Valencia Consuelo, “la presbicia se produce por la pérdida de la capacidad de acomodación del cristalino. En ojos jóvenes, el cristalino, la lente natural del ojo, es muy flexible. Sin embargo, con la edad va perdiendo elasticidad y esto se traduce en una incapacidad progresiva para enfocar los objetos cercanos” y subraya que “es una evolución natural del ojo ligada al paso de los años, es tan natural como puede ser una arruga en la piel pero aunque no puede prevenirse, sí es cierto que se manifiesta antes en personas con estados físicos de debilidad, mala alimentación o enfermedades crónicas”.
Para la presbicia se prescriben gafas de lectura que deben ser cambiadas cada dos o tres años para ir adaptándose a los cambios del cristalino. “Ahora bien, -comenta la especialista-, en aquellos pacientes que no deseen llevar gafas correctoras el tratamiento más definitivo es la cirugía del cristalino con implante de lente intraocular” y comenta que “la tasa de satisfacción con esta técnica es muy alta siempre que se haga la indicación adecuada, no todo el mundo es susceptible a dicha cirugía, va a depender mucho de la refracción previa, de la edad del paciente, por ello se debe insistir en la necesidad de una detallada y personalizada valoración prequirúrgica del paciente”.
De hecho, según el tipo de paciente, existen varios tipos de lentes intraoculares para la presbicia. “La recomendación de una u otra será personalizada, -afirma la profesional-, existen lentes bifocales, trifocales, de rango extendido, tritóricas para aquellos casos en los que coexista un astigmatismo alto, difractivas, refractivas, acomodativas, de ahí la importancia del estudio prequirúrgico individualizado”.
Intervención
Tal como explica la doctora Sánchez-Minguet, “es actualmente la técnica más empleada y definitiva en la corrección de la presbicia. La cirugía consiste en la sustitución del cristalino por una lente que permite enfocar a diferentes distancias sin depender de las gafas”. Los candidatos son personas a partir de los 45 años en caso de hipermetropías o a partir de los 50 años en caso de miopes con presbicia asociada. “Es una cirugía estable y que, además, evita en un futuro la cirugía de cataratas y tras la cirugía con lente intraocular, no varía la graduación ya que al realizarse la cirugía sobre el cristalino, se anula la capacidad de acomodación y por tanto la refracción permanece estable”, subraya la profesional.
¿De qué depende la elección del tratamiento?
La elección del tratamiento debe ser resultado de una indicación individualizada a cada paciente tras realizar un estudio completo clínico del ojo, pero también debe ser fruto del estudio de otras variables como edad del paciente, actividad, expectativas del paciente, hábitos de vida, enfermedades concomitantes… “Es por tanto fundamental hablar mucho con el paciente, explicar pros y contras y que sea una decisión consensuada entre médico y paciente”, afirma la profesional.
El éxito de una intervención por tanto comienza con la indicación adecuada del paciente. “En nuestra experiencia la satisfacción del paciente es máxima en más del 95% de los casos cuando la indicación quirúrgica es la adecuada”, concluye la doctora Teresa Sánchez-Minguet.