- En los climas cálidos se pierde una gran cantidad de agua a través del sudor que no se llega a compensar con la ingesta de bebidas
- Se debe incrementar la ingesta de líquidos, seguir una dieta con poca sal, limitando las proteínas animales, los azúcares y el alcohol
En estas fechas, el calor aumenta la posibilidad de sufrir cálculos renales, más conocidos como piedras en el riñón. Un trastorno renal que afecta a más de un 15% de la población y cuyo pico de incidencia se sitúa entre los 30 y 60 años. La gran mayoría de los cálculos situados en el uréter se expulsan espontáneamente en tres o cuatro semanas, suelen ser cálculos pequeños de menos de 5 mm, pero cuando pasados dos meses el cálculo no ha sido expulsado o tiene un tamaño mayor debe optarse por una determinada opción terapéutica.
Tal como subraya el doctor Igor Romaniouk, nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “en los climas cálidos perdemos una gran cantidad de agua a través del sudor que no llegamos en muchas ocasiones a compensar con la ingesta de bebidas, y es esa falta de hidratación el factor clave que provoca que los cálculos renales sean más comunes en verano que en invierno”.
Para prevenir los cálculos renales en verano es importante beber gran cantidad de agua o de líquidos para promover la expulsión de estos cálculos, siempre que no se sufra de otra enfermedad que requiera de un tratamiento especial. “Ingerir mucha agua con un cálculo pequeño en la vía urinaria, lo eliminaría a través de la orina y no haría falta otro tratamiento farmacológico”, afirma el especialista.
Según el doctor Romaniouk, es clave evitar el sobresfuerzo físico para no llegar a situaciones de deshidratación o trabajar a altas temperaturas, “ya que es un condicionante para producir perdidas de agua por la transpiración. Cabe resaltar que los trabajadores en condiciones de altas temperaturas superiores a los 30 grados, su tasa para sufrirlo es 3,5 veces mayor” y subraya que “no hay que olvidar la predisposición genética, factor importante para aquellas personas que tengan un familiar que haya padecido piedras en los riñones”.
Para todos los que hayan padecido una litiasis, o cálculos urinarios, es conveniente incrementar la ingesta de líquidos, preferentemente de agua, seguir una dieta no superior a 2.000 Kcal, con poca sal, limitando las proteínas animales, los azúcares y el alcohol, así como controlar los excesos de alimentos ricos en calcio, fosfato, oxalato y purinas. Estas son algunas de las medidas dietéticas que pueden ayudar a que las molestas “piedras” no reaparezcan. “Por otra parte, unas dosis altas de vitamina C, o calcio, o la ingesta excesiva de carbohidratos ayudan a la producción de cálculos”, comenta el profesional.
Si los cálculos renales se producen por ácido úrico, “se debe disminuir el nivel de esta sustancia con medicamentos, así como evitar una serie de comidas que lo aumenten de forma considerable como los mariscos o ciertas carnes”, afirma el doctor Romaniouk y concluye subrayando que “ si se ha sufrido un episodio de cólico nefrítico, lo recomendable es acudir a un especialista en nefrología para que se estudie en profundidad el origen y composición de las piedras, y así poder prevenir un futuro episodio. Más aun si hay fallo renal asociado”.