Marina García, psicóloga de PsicoActúa, unidad de psicología y medicina de la salud del Hospital Vithas Medimar: “El no dotar de valor a las cosas por su tenencia en exceso, puede dar lugar a comportamientos caprichosos, consumistas, egoístas, e incluso perjudicar la faceta imaginativa del menor”
Como así lo afirman varios estudios, España es uno de los países de la Unión Europea que más gasta en la compra de regalos navideños; muchos de estos regalos están destinados a los más pequeños de la casa y, en las ocasiones en las que se alcanza un número muy elevado de regalos por niño, puede producirse lo que se conoce en el ámbito psicológico como el síndrome del niño hiperregalado.
“El cerebro de los niños no está preparado para procesar el elevado estímulo que le produce recibir abundantes regalos y procesar el significado de tanta información al mismo tiempo, por lo que puede desarrollar apatía por los mismos y no prestar atención a su utilidad”, explica la psicóloga infantil Marina García, de PsicoActúa, unidad de psicología y medicina de la salud del Hospital Vithas Medimar.
Del mismo modo, “al recibir muchos regalos, el cerebro del niño disminuye el espacio destinado a la creación y creatividad, ya que se ve inmerso en un cúmulo de juegos y juguetes que provocan que no tenga que desarrollar su propio entretenimiento”.
El sentimiento de culpa que se produce en aquellas familias que no disponen del tiempo que les gustaría para compartir con sus hijos, o en aquellos casos en los que se les quiere reforzar positivamente con regalos o compensar determinadas circunstancias difíciles, hace que se tienda a comprar más obsequios, precisamente con ese fin de consolación.
No obstante, la psicóloga Marina García recuerda que “no existe ningún estudio que correlacione la cantidad de cosas materiales con el estado de ánimo, ni en niños, ni tampoco en adultos”.
“La consecuencia para los niños hiperregalados es nefasta, ya que el no dotar de valor a las cosas por su tenencia en exceso, puede dar lugar a comportamientos caprichosos, consumistas, egoístas, e incluso perjudicar la faceta imaginativa del menor”, añade la psicóloga.
El mejor regalo
“Los niños para ser felices necesitan, por encima del todo, sentirse queridos y aceptados incondicionalmente por sus padres. Sentirse escuchados, apoyados y con los límites adecuados les hace encontrarse seguros y protegidos. Para poder educar es necesario tener un buen vínculo con los hijos y ese vínculo nunca lo va crear un número elevado de regalos materiales”, explica la psicóloga.
¿Cómo evitar el síndrome del niño hiperregalado?
Existen algunas herramientas que nos permiten evitar “pecar de excesivos, una de las más conocidas y que mejor funcionan es la regla de los cuatro regalos, explica Marina.
Es una regla bien sencilla, consiste en seleccionar sólo cuatro cosas, en función de estos cuatro principios:
-Algo que necesiten.
-Algo que quieren.
-Algo que ponerse.
-Algo que leer.
En esta época del año conviene recordar estas cuatro reglas como ayuda en aquellos casos en lo que “los padres, abuelos, amigos… no saben qué regalar ni cuántos regalos son precisos”, comenta.
Hay muchas opciones de elementos "comprados" que pueden ser una buena opción estas navidades, añade Marina. Por ejemplo, “juegos de agilidad física, accesorios para hacer deporte, juegos de mesa que se pueden disfrutar en familia y que ayudan a mejorar las capacidades cognitivas y/o comunicativas, etc. Lo importante a la hora de regalar es preguntarse: “¿Qué beneficio le va a aportar esto al desarrollo de mi hijo/a?”; si la respuesta es que "así está entretenido" o "porque me ha dicho que todos sus amigos lo tienen"... igual ese no es un buen regalo”, concluye.