El síndrome de las piernas inquietas (SIP) es un trastorno neurológico caracterizado por la aparición una sensación molesta, no dolorosa, en las piernas que causa un deseo irresistible de mover las piernas, especialmente por la noche. Lo sufre un 2,5 % de la población y prácticamente ninguno d...
El síndrome de las piernas inquietas (SIP) es un trastorno neurológico caracterizado por la aparición una sensación molesta, no dolorosa, en las piernas que causa un deseo irresistible de mover las piernas, especialmente por la noche. Lo sufre un 2,5 % de la población y prácticamente ninguno de los enfermos está diagnosticado.
Las personas que lo sufren se sienten incómodas, tienen una sensación desagradable en las piernas e incluso sienten dolor cuando se acuestan o se sientan. Unos síntomas que se agravan con la edad y que pueden hacer que el sueño sea difícil e incómodo.
Pero las consecuencias van más allá. Desde la Unidad del Sueño del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, afirman que en más del 40% de los casos se produce un trastorno del sueño en forma de dificultad para iniciarlo o de mantenerlo durante toda la noche.
Causas
Si bien hay casos esporádicos o producidos por un estado transitorio como el embarazo o el seguimiento de un determinado tratamiento farmacológico, lo cierto es que el factor hereditario es especialmente relevante.
A veces, el SPI puede ser un síntoma de otra patología como: ferropenia, insuficiencia renal, enfermedad tiroidea, polineuropatía, artritis reumatoide y mielopatía.
¿Por qué es tardío su diagnóstico?
El hecho de que el SPI no altere demasiado la vida cotidiana unido a la tardanza del paciente en acudir al especialista indicado dificulta mucho el diagnóstico. En muchos casos se diagnostica mal. Varices, lumbalgias, neuropatías diabéticas o incluso depresiones acaban por dar explicación a lo que es en realidad un síndrome de piernas inquietas.
Tratamiento
Lo ideal es hace estudios analíticos que descarten el carácter sintomático del SPI. Una polisomnografía y un test de inmovilización forzada sirven para apoyar el diagnóstico de la enfermedad. En cuanto al tratamiento de este síndrome siempre es recomendable, la adopción de hábitos que minimicen las molestias de la enfermedad:
• Respetar una rutina de sueño
• Moderar la actividad física durante el día
• Limitar el consumo de cafeína, alcohol y tabaco
• Intentar mantener la mente ocupada en situaciones en las que se puedan mover las piernas
• Darse baños fríos en las piernas antes de acostarse.