Buenos hábitos para combatir la astenia otoñal en los niños

Buenos hábitos para combatir la astenia otoñal en los niños

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• Una dieta equilibrada fortalece el sistema inmunológico

Melancolía, tristeza, falta de concentración, cansancio o inapetencia son algunos de los síntomas que muestran los niños que padecen astenia otoñal. Un estado transitorio caracterizados por la pérdida de energía, apatía y la caída libre de las defensas del organismo debido a menos horas de luz, temperaturas más bajas y un ritmo frenético de colegio y actividades extraescolares.
 
La predisposición de algunos niños a padecer astenia otoñal es obvia, pero su estilo de vida es factor determinante para prevenirla.  Según el doctor Javier Miranda, responsable de la unidad de pediatría de Vithas Castellón, Vithas Valencia Consuelo y Vithas Valencia 9 de Octubre, “para combatir este estado de ánimo es importante respetar los horarios de sueño, hacer ejercicio físico y llevar una vida sana en general. Los más pequeños necesitan una rutina establecida para que su desarrollo físico y psicológico sea adecuado” y recomienda “realizar ejercicio físico al aire libre, ya que estimula la liberación de dopamina y endorfinas que levantan el ánimo de los más pequeños”.
 
Por otra parte, una dieta equilibrada y una alimentación saludable es uno de los pilares indiscutibles para prevenir la astenia. La alimentación en estos casos juega un papel fundamental, siendo aconsejable incluir proteínas de alto valor biológico en la dieta diaria además de vitaminas del grupo B. En este sentido, es recomendable consumir productos ricos en vitamina B3 (niacina) y B12 y aminoácidos esenciales como el triptófano que mejora los niveles de serotonina. “El aporte de nutrientes y vitaminas adecuado es indispensable para que el niño tenga una salud física y mental adecuada sin olvidar una buena hidratación”, subraya el Dr. Miranda.
 
Además, -agrega-, con la llegada de los meses fríos, virus y bacterias se vuelven más resistentes en el ambiente debido al descenso de humedad ambiental. Por ello, tenemos mayor riesgo a la hora de contraer este tipo de enfermedades respiratorias. Aunque nuestro sistema inmunológico esté fortalecido, nunca podremos evitar un contagio, pero manteniendo unos buenos niveles de defensas, sí que podemos combatirlo de una forma eficaz, evitar complicaciones e incluso acortar su duración, y aquí la alimentación juega un papel clave”.
 
Respecto al descanso adecuado el profesional asegura que los niños deberían dormir entre 9 y 10 horas hasta los 18 años. “De hecho, -añade el doctor Miranda- está demostrado que los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, se reducen muchísimo después de un buen descanso y, al contrario, cuando se duerme menos de lo que se debe, estos aumentan”. Esta hormona está relacionada además con el sobrepeso ya que la escasez de descanso aumenta el nivel de apetito incrementando nuestra necesidad de glucosa.
 

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