Las alergias no son propiedad exclusiva de la primavera, el verano también tiene las suyas propias, a las que hay que prestarle la merecida atención.
Las alergias no son propiedad exclusiva de la primavera, el verano también tiene las suyas propias, a las que hay que prestarle la merecida atención. Además de la alergia a los pólenes estivales, artemisia, salsola, chenopodium, girasol, parietaria… son otras las patologías alérgicas que pueden aparecer durante los meses de verano, menos conocidas, pero no por ello menos relevantes. Diagnosticarlas y tratarlas correctamente es clave para evitar manifestaciones alérgicas graves sobre todo cuando se trata de determinados alimentos o picaduras de insectos.
Alergias alimentarias
Con la llegada del verano y el consumo de las frutas de temporada como son las rosáceas (melocotón, cerezas, ciruelas, nectarina, níspero, albaricoque, paraguayo, fresas y otras) y frutas tropicales (piña, kiwi, aguacate, …) pueden aparecer las alergias alimentarias. Sobre todo en aquellos pacientes alérgicos al polen, debido a la existencia de proteínas alergénicas presentes en pólenes y alimentos de origen vegetal.
Las proteínas causantes de este tipo de cuadros son de dos tipos, las llamadas profilinas que habitualmente producen síntomas leves y normalmente localizados a nivel orofaríngeo (picor oral o en garganta, inflamación de labios, lengua y en ocasiones úvula); y las LTPs que debido a su estabilidad suelen ser responsables de manifestaciones alérgicas graves (anafilaxia donde se produce afectación de múltiples órganos con aparición de síntomas a nivel cutáneo, digestivo, respiratorio o cardiovascular).
Este fenómeno, alergia a pólenes y alimentos de origen vegetal, es muy prevalente en el área mediterránea, siendo en ocasiones una alergia persistente y potencialmente severa. En estos casos es necesario que un especialista en Alergología realice un estudio e indique qué frutas puede tomar y cuáles debe evitar.
Picaduras por himenópteros
Las picaduras por himenópteros (avispas y abejas) se producen más durante estos meses, ya que la actividad de estos insectos aumenta y además la exposición de la población también es mayor, debido a la realización de actividades al aire libre.
Las reacciones por picaduras pueden ser locales con una hinchazón, enrojecimiento, dolor, y picor en la zona de la picadura. Son molestas, pero no graves. Cuando vuelven a picar la reacción suele ser similar. No necesitan tratamiento específico, sólo medidas higiénicas: limpieza y desinfección de la zona, aplicar frío local, antihistamínicos orales en caso de picor o corticoides en crema si aparece inflamación. Pero ante las picaduras de himenópteros también nos encontramos reacciones sistémicas, urticaria/habones, ronchas generalizadas o hinchazón de algunas partes del cuerpo, mareo, bajada de tensión arterial, tos, pitos, ahogo, dificultad para tragar, incluso pérdida de consciencia. En caso de presentar esta reacción se debe acudir al especialista en Alergología para el diagnóstico y llevar a cabo un tratamiento correcto.
Alergia al sol
En la urticaria solar, las manifestaciones clínicas son la aparición de picor o ardor, enrojecimiento y ronchas en las zonas del cuerpo expuestas al sol que suele desaparecer en unas horas. Sin embargo, entre las respuestas anormales de la piel a la exposición solar la más frecuente es lo que se conoce como erupción polimorfa solar, que consiste en la aparición de pequeñas ronchas o granitos, eccemas o manchas rojas en la piel a los 2-3 días de la exposición solar y que, a diferencia del caso anterior, las lesiones pueden persistir durante varios días. El tratamiento consiste en una adecuada fotoprotección, asociada a la toma de antihistamínicos que puede llegar a controlarla, facilitando la exposición regular al sol y la inducción natural de tolerancia al mismo.