¿Te imaginas poder oír el color rojo, saborear la canción ‘We will rock you’ o ver la letra V de color azul? ¿a qué te sabe el número 6?, ¿qué tacto tiene el sonido del mar? Parece una distopía pensar que esto es posible pero así ven el mundo las personas con sinestesia, una condición...
¿Te imaginas poder oír el color rojo, saborear la canción ‘We will rock you’ o ver la letra V de color azul? ¿a qué te sabe el número 6?, ¿qué tacto tiene el sonido del mar? Parece una distopía pensar que esto es posible pero así ven el mundo las personas con sinestesia, una condición neuronal tan curiosa como poco común.
La palabra sinestesia proviene del término griego aisthesis, percepción, y literalmente significa “percepción unida”. La principal característica de las personas con sinestesia es que en ellas la estimulación de un sentido es percibida a través de otra modalidad sensorial añadida. Es decir, es la unión de sentidos en un mismo estímulo. Hay quiénes pueden ver la música, palpar los sabores, oler el carácter de una persona o incluso describir la felicidad como si vieras un estallido de colores. En otros casos, la experiencia sinestésica implica la trasformación de una señal en otra, es decir, de una categoría semántica aprendida en una experiencia sensorial.
“La sinestesia es una condición poco común en la que un estímulo sobre uno de los sentidos provoca una respuesta adicional inesperada en otro, por ejemplo, ver colores cuando se escucha música o tener una experiencia táctil al comer”, afirma la doctora Esperanza Arcas, neurocirujana de Vithas Almería.
Origen de la sinestesia
Pero ¿cuáles son los orígenes de la sinestesia? El primer dato que recoge la ciencia sobre sinestesia es de Francis Galton (1880), familiar de Charles Darwin. Con él empezó un universo nuevo de estudios sobre sensaciones debido a que él mismo observó que un pequeño porcentaje de personas eran capaces de experimentar la estimulación sensorial en un sentido en la mezcla de dos de ellos o incluso más canales sensoriales. No obstante, la desconfianza de la comunidad científica hacia lo subjetivo dio lugar a que la sinestesia fuera “apartada” de los estudios de investigación. Incluso a lo largo del siglo XX esta falta de información hizo que muchas personas sinestésicas fueran consideradas como enfermos mentales, drogadictos o incluso fueran internados en hospitales psiquiátricos.
Hoy en día, la ciencia ha demostrado a través de estudios y experimentos que la sinestesia es una condición neuronal, de nuestro cerebro y en ningún caso es ni un trastorno ni una enfermedad. “La frecuencia real se desconoce, pero se calcula en 1 de cada 2000 personas, aunque se considera infraestimada. Parece tener un componente genético sin diferencia de género. Aunque se ha estudiado ampliamente en el campo de la psicología y neuropsicología, aún no se conoce exactamente el mecanismo por el que se produce”, comenta la doctora Arcas.
¿Cómo saber si soy sinestésico?
En 1920, un psicólogo alemán llamado Wolfgang Köhler llevó a cabo un experimento que cambiaría todo con respecto al lenguaje, que, hasta entonces, no incluía una relación entre significante y significado.
Sin embargo, el experimento del psicólogo Köhler cambió el paradigma presentando una nueva hipótesis: Existía relación. Lo demostró con una prueba. Enseñó a los participantes dos figuras abstractas y dos pseudopalabras. Las llamó Bouba y Kiki. A continuación, mostramos las figuras. ¿A cuál llamarías Bouba y a cúal Kiki?:
El estudio demuestra que el 95% de personas que participaron en él asociaron la palabra Kiki a la forma puntiaguda y Bouba a la figura redondeada. Esto significa que existe una relación evidente entre forma y sonido. Así se ha demostrado a la hora de relacionar los sonidos lingüísticos con la forma visual. Pero ¿por qué sucede esto? Nuestro cerebro tiene la respuesta: La corteza prefrontal cerebral está muy implicada en este proceso. Esta zona se activa siempre ante la integración de señales multisensoriales.
Cómo funciona el cerebro sinestésico
Hay diferentes zonas del cerebro que presentan una mayor o menor activación si los estímulos nos resultan adecuados o inadecuados. Aquí tiene mucho protagonismo la corteza prefrontal, vinculada con las funciones ejecutivas.
Con esto, se ha observado que existe una mayor activación en el giro frontal inferior ante estímulos audiovisuales inadecuados en comparación con los adecuados. Una de las teorías propuestas es la Activación neuronal cruzada a nivel local en la cual se especula con que áreas adyacentes del cerebro con funciones distintas se estimulas de forma cruzada por esta cercanía, así la corteza visual encargada de procesar el lenguaje se encuentra cercana a la que procesa los colores de manera que la lectura de una palabra puede evocar de forma cruzada un color. Aparte de la conexión por cercanía, en la “teoría de redes” se describen conexiones de distintas áreas cerebrales que se encuentran a distancia, lo que explicaría por ejemplo cómo una música evoca color.
A continuación, unas imágenes de una resonancia funcional en la que se muestra las zonas cerebrales que se activan en individuos sinestésicos y no sinestésicos:
La sinestesia, una explosión de creatividad
La sinestesia es una condición que está en continuo estudio reciente. La Universidad de Granada es pionera en ello. En el grupo de investigación de Neurociencia Cognitiva de la UGR llevan desarrollando una línea de investigación desde hace más de diez años sobre la sinestesia y su relación con la creatividad y el arte.
Las personas sinestésicas suelen ser muy creativas, con la imaginación muy desarrollada ya que son capaces de procesar muchos más estímulos. Pueden oler el color rojo e incluso saborearlo. Se podría decir que tienen una manera distinta de ver el mundo y de vivirlo.
Los expertos creen que “todos nacemos con sinestesia”, ya que nacemos con un gran número de conexiones neuronales. Según nos vamos desarrollando, las solemos perder por un proceso que se denomina poda sináptica. La poda sináptica no es más que la eliminación en el cerebro de aquello que no resulta eficiente o útil para el mismo. Esto no ocurre en las personas con la condición de sinestesia, que las mantienen.