Con el periodo estival comienza una etapa, en ocasiones, verdaderamente relevante para muchas parejas, que ven en las vacaciones de verano un momento de convivencia y dedicación personal. Pero este periodo también puede resultar en un deterioro de la relación, ya sea por el incumplimiento de expectativas, a veces, demasiado altas o, simplemente, por no conseguir conjugar ambas personalidades individuales con la vida en común.
Como señala Carlos Rodríguez, psicólogo del Hospital Vithas Madrid Aravaca, organizar las vacaciones juntos es un momento de unión para muchas parejas, ayuda a encontrar puntos en común, armoniza gustos e intereses de ambos y crea expectativas paradisiacas que sacan de la rutina diaria. “El problema llega cuando las expectativas sobre esta actividad vacacional resultan demasiado altas. Cualquier experiencia nueva que vivimos es calificada de uno u otro modo según fuesen nuestras impresiones y perspectivas previas, que hemos ido construyendo meses atrás. Al igual que ocurre con las películas o la música, muchas veces una crítica o recomendación demasiado positiva puede generarnos un interés que en la realidad luego no llegue a ser alcanzado”, indica el especialista.
Con las vacaciones ocurre algo similar. Un duro invierno de trabajo y poco contacto puede derivar en una percepción sobre el verano excesivamente maravillosa y, con ello, en un riesgo cada vez más alto de decepción. Crear expectativas realistas es la mejor recomendación para disfrutar sin verse superado por las circunstancias y aceptar felizmente la posibilidad de que no todo salga como estaba planeado.
Principales aspectos que afianzan la relación de pareja:
- Una buena comunicación, indispensable: Carlos Rodriguez señala que en la pareja siempre se deben seguir ciertas reglas de respeto mutuo que permitan ceder y exponer los argumentos de cada uno sin generar discusiones banales que no lleven a ningún puerto. “Hemos de encontrar puntos en común, ya sea para organizar o disfrutar de las vacaciones juntos, como para asuntos de mayor relevancia y trascendencia futura. Como seres lingüísticos debemos dar valor al poder del lenguaje para permitir que las cosas sucedan.”Conversar de manera fluida, escuchando el doble de lo que se habla y expresar ideas, opiniones y, sobre todo, malestares es una buena forma de corregir errores, cambiar actitudes y favorecer el buen ambiente durante la convivencia.
- Evitar los juicios, que siempre dicen más de lo que los hacen que de a quién se lo hacen, y que reflejan genuinamente el alma humana. Realizar enjuiciamientos a modo de lección convierte los argumentos en hechos indiscutibles e inflexibles, frente a una opinión discrepante pero totalmente respetable. El psicólogo añade que “Expresiones como ‘Tu padre es insoportable’ pueden sustituirse por ‘En mi opinión creo que tu padre es insoportable’; así pasamos del hecho a la opinión.”
- Buscar un plan de vida en común que permita mirar a largo plazo, pero sin dejar de concentrarse en el día a día. Dos personas que se quieren y aprecian siempre deben tener sueños a la vista, proyectos que hacer y viajes que realizar, juntos y por separado, y en ambos casos mostrarse apoyo y afecto. El verano puede ser un buen momento para sentar las bases de ese plan de futuro y poner en marcha una convivencia sana y feliz.
- Mantener vivos los intercambios afectivos, y no sólo cuando nos referimos al sexo. Los halagos en momentos inesperados mantienen la diversión, el jugueteo y el placer de estar juntos, sentirse amados y valorados por alguien.
- Las actividades en común, programadas con tiempo y de manera ilusionante, como las vacaciones de verano, conformar un plan para aprovechar bien cada momento juntos, manteniendo siempre un respeto por el espacio individual de cada uno.