Con estas sencillas pruebas de oftalmología nuestro especialista podrá evaluar el estado de nuestra visión y ofrecer soluciones personalizadas y adaptadas a cada paciente
Según la Organización Mundial de la Salud más de 180 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de enfermedad visual. Detectar a tiempo estas patologías oculares, que en muchos casos pueden incluso acabar produciendo ceguera, se convierte en la clave para establecer un tratamiento adecuado a cada paciente que evite complicaciones futuras de estas patologías.
Desde el Servicio de Oftalmología del Hospital Vithas Xanit Internacional, liderado por el Dr. Cilveti, recomiendan la realización al menos de una revisión oftalmológica anual que incluyan pruebas de oftalmología orientadas a las características de cada paciente. A continuación, explicamos algunas de las más comunes, todas ellas prueban sencillas que ayudan al especialista a dar una respuesta inicial útil y orientativa para saber si la persona necesita o no gafas, puede tener glaucoma o si presenta algún problema en su retina central que deba corregirse y, en definitiva, para el cuidado de nuestra visión.
- Determinación de la agudeza visual:
Sirve para conocer el grado de visión del paciente, determinando las letras más pequeñas que éste puede leer. Para ello se utilizan unas tablas especiales con letras o imágenes y el paciente se coloca a unos 6 metros de distancia y va diciendo las que puede y no puede ver.
- Medición de la refracción automática del ojo:
Para la realización de esta prueba de refracción automática del ojo el oftalmólogo utiliza un aparato especial llamado foróptero o refractor a través del cual el paciente mira mientras se enfoca en una tabla optométrica ubicada también a 5 metros. Este dispositivo contiene lentes de diferentes potencias que se van cambiando y colocando ante la vista hasta que el paciente vea con claridad. Esta prueba oftalmológica sirve para detectar de forma rápida y fiable si el paciente tiene algún defecto óptico que se procederá a corregir a tiempo con gafas, lentillas o incluso cirugía refractiva.
- Medición de la presión intraocular:
La presión intraocular es uno de los factores de riesgo más importantes a tener en cuenta en el diagnóstico y seguimiento del glaucoma, la segunda causa de ceguera en el mundo por lo que se trata de una de las pruebas de oftalmología más comunes. Para realizarla se utiliza un aparato que se llama tonometría, que puede ser de no contacto (mediante un soplido de aire que provoca un aplanamiento de la córnea, en función del que se valora la presión intraocular) o de contacto (se toca la córnea con el tonómetro y se realiza la medición después del uso de unas gotas anestésica en cada ojo, por lo que la prueba es indolora)
- Prueba de la rejilla de Amsler:
Se basa en el uso de una plantilla donde aparece un punto central entre cuadrados. El paciente se coloca a la distancia indicada por el oftalmólogo y, siguiendo sus indicaciones, realiza la prueba, que ayuda a determinar si existe o no alteración en la mácula del ojo, lo que permite diagnosticar patologías como la degeneración macular, que normalmente está asociada a la edad y que se ha convertido en la principal causa de ceguera por encima de los 55 años.
Con estas sencillas pruebas de oftalmología nuestro especialista podrá evaluar el estado de nuestra visión y ofrecer soluciones personalizadas y adaptadas a cada paciente.