- José Luis Esteller, nutricionista del hospital Vithas Almería, alerta sobre las consecuencias físicas y mentales de esta dieta alimentaria extrema, que se ha hecho muy popular en redes sociales y que puede derivar en trastorno de la conducta alimentaria (TCA)
Con la llegada del verano, muchas personas buscan perder peso rápidamente para sentirse mejor con su imagen corporal. Esta presión, acentuada por el uso de redes sociales y la exposición constante a estereotipos estéticos, ha propiciado el auge de dietas virales extremas, muchas de ellas sin base científica y con importantes riesgos para la salud. Una de las más preocupantes en las últimas semanas es la llamada “dieta de las princesas”, que se ha hecho viral especialmente entre adolescentes y mujeres jóvenes a través de redes sociales.
La dieta de las princesas, un peligro viral
Bajo una apariencia de autocontrol y “estilo de vida elegante”, la dieta de las princesas es en realidad una forma de restricción calórica extrema. Se inspira en estereotipos de figuras frágiles, delgadas y sumisas, asociadas a princesas de Disney. Este patrón alimentario promueve consumir entre 300 y 600 calorías al día, lo que supone menos del 25% de las necesidades calóricas de un adulto sano.
Cada día de la semana está inspirado en una princesa y conlleva una alimentación relacionada con el cuento de la que es protagonista. Por ejemplo, el día de Blancanieves, solo está permitido alimentarse de manzanas. Algunos de los preceptos de esta dieta incluyen comer solo frutas o verduras crudas en muy pequeñas cantidades, beber únicamente té, agua o café para inhibir el apetito, saltarse comidas como forma de “castigo” si se considera que se ha comido en exceso, registrar obsesivamente el peso diario, realizar ejercicio intenso con el estómago vacío, rechazar alimentos “no puros” o considerados “indignos” para una princesa.
“Estamos hablando de una pauta que no solo es insostenible, sino que roza la incitación a un trastorno de la conducta alimentaria”, alerta José Luis Esteller, nutricionista del hospital Vithas Almería. “Esta “dieta” es una peligrosa forma de romantizar y disfrazar un problema de conducta alimentaria. El problema es que muchas adolescentes la descubren como si fuera un reto, sin saber que están entrando en un terreno muy dañino, tanto física como psicológicamente.”
Este tipo de dietas puede provocar consecuencias graves para la salud, incluso en poco tiempo como desnutrición, pérdida de masa muscular, alteraciones hormonales, caída del cabello, fatiga crónica, problemas digestivos y riesgo de desmayos. Pero el daño psicológico no es menor: obsesión por la imagen corporal, ansiedad, depresión y desarrollo de trastornos como anorexia o bulimia.
“La cultura de la delgadez extrema sigue muy presente en redes, pero ahora viene camuflada bajo discursos de autocuidado, estilo de vida o incluso feminidad”, explica Esteller. “Hay que tener especial cuidado con los contenidos dirigidos a adolescentes, porque están en un momento vulnerable en el que su autoestima depende mucho de la aceptación externa. Este tipo de ‘dietas’ fomentan la culpabilidad, la comparación y la insatisfacción constante con el propio cuerpo”.
Entre las recomendaciones para una alimentación saludable en verano, el especialista destaca: evitar dietas restrictivas o desequilibradas; priorizar alimentos frescos y de temporada, como frutas, ensaladas y pescados; mantener horarios regulares de comida y evitar saltarse comidas; escuchar las señales de hambre y saciedad del cuerpo y acudir a un profesional de la nutrición si se desea perder peso de forma saludable.
Compromiso con la salud desde la prevención
El hospital Vithas Almería cuenta con un servicio especializado en nutrición y dietética, que acompaña a los pacientes en el aprendizaje de hábitos saludables sostenibles a largo plazo. Asimismo, los profesionales del hospital están preparados para detectar y derivar posibles casos de trastornos de la conducta alimentaria, cuyo diagnóstico precoz es clave para una recuperación efectiva. “Desde Vithas Almería insistimos en la necesidad de fomentar la educación nutricional desde la infancia, y de desmontar los mitos sobre la delgadez como sinónimo de salud. El cuerpo ideal no existe, y mucho menos si se consigue a costa de la salud. Cuidarse no es dejar de comer, ni entrar en dinámicas de culpa o restricción constante. Cuidarse es aprender a alimentarse con conciencia, con equilibrio y con respeto al propio cuerpo”, concluye Esteller.