Preguntas frecuentes
Si tu hijo tiene fiebre alta (más de 39°C) y presenta dificultad para respirar, convulsiones, llanto inconsolable, somnolencia excesiva o rigidez en el cuello, debes acudir a urgencias pediátricas. En bebés menores de 3 meses, cualquier fiebre superior a 38°C es una emergencia médica.
Si después de un golpe en la cabeza tu hijo pierde el conocimiento, vomita varias veces, tiene dificultad para moverse o hablar, está muy somnoliento o presenta convulsiones, llévalo a urgencias de inmediato. Si solo tiene un chichón y está activo, puedes observarlo en casa.
Si el niño tose con fuerza, anímalo a seguir tosiendo. Si no puede respirar, está morado o no emite sonidos, realiza maniobras de desobstrucción:
- Bebés menores de 1 año: golpes en la espalda y compresiones torácicas.
- Niños mayores: maniobra de Heimlich (compresiones abdominales).
Si no mejora, llama a emergencias o acude a urgencias pediátricas.
Si tu hijo tiene vómitos persistentes, diarrea intensa, signos de deshidratación (boca seca, llanto sin lágrimas, poca orina) o sangre en el vómito o las heces, es necesario acudir al hospital. La deshidratación puede ser peligrosa, especialmente en bebés y niños pequeños.
Si tu hijo respira muy rápido, hace un ruido agudo al inhalar (estridor), usa los músculos del cuello o costillas para respirar o tiene labios azulados, debes acudir a urgencias pediátricas de inmediato. Estas señales pueden indicar una infección respiratoria grave, como bronquiolitis o laringitis aguda.
Si tu hijo tiene una convulsión febril, colócalo de lado en un lugar seguro, no intentes sujetarlo ni meterle nada en la boca. La mayoría duran menos de 5 minutos. Si la convulsión dura más tiempo, es la primera vez que ocurre o el niño no se recupera bien, acude a urgencias pediátricas.