Cuida tu piel en verano a través de estos alimentos

Cuida tu piel en verano a través de estos alimentos

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Llega el verano y, por aquello de estar más tiempo al aire libre y con ropa más ligera, queremos lucir una piel saludable, tersa y brillante. Lo mejor posible. ¿Cómo conseguirlo?

Lo primero que debes saber es que la piel, como el resto del cuerpo, debemos cuidarla durante todo el año. ¿Nuestra mejor aliada para lograrlo? Una alimentación saludable, variada y equilibrada.

También es cierto que, con la mayor exposición al sol durante los meses estivales, hay algunas claves alimenticias para mantener nuestra piel hidratada, protegida y luminosa.

Por ejemplo, ten a mano frutas y verduras de colores vivos: rojos, naranjas y amarillos. Es el caso de las zanahorias, tomates, albaricoques o melocotones, por citar algunos. Todos ellos son ricos en betacarotenos, un pigmento orgánico de color rojo anaranjado, que nos ayuda a proteger la piel desde dentro y favorecer su regeneración.

No te olvides de la vitamina C. Está presente en el pimiento rojo, el kiwi o las fresas, entre otros. La cocción destruye una parte de esta vitamina, por lo que la aprovechamos mejor si comemos los alimentos crudos. Resulta esencial en la formación del colágeno, que es lo que mantiene nuestra piel firme y elástica.

Otro ingrediente fundamental para la renovación celular de la piel son las proteínas de calidad. Las encontramos en el pescado, huevos y carnes magras (proteína animal) o en las legumbres y frutos secos (proteína vegetal).

Pese a su fama, negativa muy a menudo, hay grasas saludables. Hablamos de los ácidos grasos omega 3 que tiene el pescado azul. Como las sardinas, el salmón o la caballa. También la tienen el aceite de oliva virgen extra, el aguacate, las semillas y los frutos rojos. Hidratación y flexibilidad cutánea son sus beneficios, además de mantener intacta la función de barrera.

Con el calor veraniego tendemos a recurrir al agua como fuente de hidratación. Pero no es la única opción. Podemos aprovechar las infusiones frías, los gazpachos y las frutas y verduras con un alto contenido en agua (melón, sandía o pepino).

Y si de salud hablamos, el consumo de fibra es indispensable para garantizar el buen estado de nuestra microbiota y una menor inflamación sistémica. Frutas, verduras, cereales integrales y legumbres son idóneos en esta labor. Así, la piel también lucirá más sana, menos reactiva y su capacidad de regeneración será mejor.

Por último, pero no menos importante, nos fijamos en las vitaminas del grupo B. Son las que intervienen en la renovación celular, el metabolismo de las grasas y proteínas y la regulación de la producción de sebo. No las busques demasiado, las tienes en los huevos y lácteos, los cereales integrales, el pescado, las carnes magras, la levadura de cerveza, los frutos secos y los vegetales de hoja verde.

Y, tras lo bueno, llega lo malo. Aquellos productos que conviene evitar, o al menos reducir al mínimo, ya que son enemigos de nuestra piel.

Entre ellos, los azúcares añadidos, presentes en ultra procesados, bollería, refrescos o salsas industriales. El alcohol, por su parte, deshidrata y genera estrés oxidativo, lo que acelera el envejecimiento de la piel.

La terna la completan las grasas de mala calidad, como son las grasas trans, los aditivos, el exceso de sal y los aceites refinados. Todos ellos favorecen los procesos inflamatorios y agravan el acné, la rosácea o la dermatitis.

Por último, y como todo suma cuando de salud hablamos (también cutánea), aprovecha y cuida otros aspectos de tu estilo de vida: el descanso, la gestión del estrés y la exposición responsable al sol.

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